miércoles, 12 de julio de 2017

Perfilando la Piromanía

                             Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe



En junio, julio, agosto y septiembre de 2012 F.J.M.M. provocó 24 incendios en Mallorca y Menorca. Ante el juez se definió como un amante de la naturaleza y de la supervivencia. Llegó a vivir en una cueva situada en un bosque de Mallorca durante las temporadas invernales. En esa cueva se encontraron velas así como otros enseres y útiles que daban cuenta de la veracidad de su relato. En su declaración F.J.M.M. admitió sentir impulsos irrefrenables por prender fuego. Estas ideas se habían convertido en una obsesión imparable aunque, paradójicamente, toda vez que veía el fuego señalaba sentirse mal y abandonar la escena del delito. No hablaba de premeditación pero sí comprobaba en las noticias, al día siguiente, lo que había generado. En su historial psiquiátrico constaban antecedentes de ansiedad y depresión. Otros aspectos claves de su relato eran su trabajo en una empresa que  se dedicaba a las actividades forestales así como su conocimiento en senderismo y medioambiente. Este pirómano fue condenado y de su vida personal se supo que tenía una relación duradera con una mujer que había sido madre soltera de dos hijos mayores de edad. Ante ella se mostraba como una persona con especiales habilidades como su capacidad para saber cortar troncos de árbol de una forma específica, su habilitación para conducir helicópteros o unas anormales habilidades para la conducción de vehículos a motor (coches y camiones). Su trabajo como brigadista para una empresa especializada en labores de mantenimiento de zonas naturales le proporcionó conocimientos idóneos para su conducta pirómana que consistía en esconder una vela entre unas ramas y matorrales regando con parafina la zona para poder huir rápidamente. Esta persona tenía un diagnóstico previo de esquizofrenia (no relacionado con los hechos) y cobraba una pensión. Se caracterizaba por pocas relaciones sociales y su relación sentimental pasaba continuamente por altibajos.

El ejemplo de F.J.M.M. muestra, con total nitidez, el perfil habitual de un pirómano frente a un incendiario. Los incendiarios son personas que provocan incendios inmersos en la premeditación o afán de lucro, si bien pueden darse casos de negligencia o descuido.  Frente a estos, los pirómanos actúan de forma intencionada pero en respuesta a un descontrol de los impulsos y/o a un deseo irrefrenable de quemar pese a saber lo que hace y las posibles consecuencias. Los datos oficiales en España muestran que un 78% de los incendios son organizados y/o planificados desde la óptica de un incendiario. Apenas un 10% tendrían el origen en la piromanía.

La pregunta que surges es cómo es el perfil criminal de los pirómanos. Obviamente, y como ya se ha señalado, nos movemos en el descontrol de los impulsos. Son personas con mucho interés por el fuego (p. e.: pirotecnia, cercanía a bomberos, retenes anti-incendios, etc.). Hay una necesidad imperante de llamar la atención que puede mostrarse a través de provocar falsas alarmas de incendios. Como características de personalidad destacan la egolatría, manipulación y otras conductas de carácter parasitario. Amantes de la búsqueda de sensaciones y/o del riego suelen revelar una inestabilidad emocional y no son infrecuentes los antecedentes ansioso-depresivos. No son extraños los nervios y ansiedad tras haber cometido el acto pirómano. Otros elementos del perfil son su habitual edad entre los 20-50 años. Es raro que tengan estudios superiores y suelen tener algún tipo de dificultad intelectual y/o CI bajo en el contexto de normalidad. El alcohol es la sustancia adictiva más presente en sus vidas y suelen estar vinculados a equipos de voluntariado, protección civil o empresas dedicadas a temas vinculados con el fuego.

Volviendo a F.J.M.M., en su cadena de incendios destacaba un marcado carácter compulsivo. Uno de sus días más activos fue el 19 de agosto de 2012, fecha en la que incendió tres zonas diferentes. La baja autoestima también subyace a las actuaciones de estas personas que, de alguna manera, buscan sentirse importantes realizando sus actos. Normalizan la manipulación del fuego e incluso se atribuyen fines de justicia social (p. e.: combatir la tala masiva de árboles). En el fondo subyace un sentimiento de omnipotencia y una ideación obsesiva que responde a sus frustraciones y desajustes emocionales, su mal rendimientos escolar/profesional y posibles defectos  físicos causantes de complejos que contrarrestan con sus acciones dirigidas a llenar su vacío existencial, frustración y necesidad de sentirse importantes.

Curiosamente, cuando el pirómano es detenido se muestra colaborador con las autoridades. El propio F.J.M.M. detallaba sus acciones con el como y donde de la manipulación de rollos de papel higiénico para facilitar la propagación del incendio. En este caso fue detenido sin confesión, pero no es infrecuente confiesen buscando notoriedad.

Tirando de la sabiduría de Confucio, me gustaría decir al pirómano no pretendas apagar con fuego un incendio, ni remediar con agua una inundación. Apagar sus frustración interna con el fuego no hace más que avivar la llama de su baja autoestima y conducta al margen y/o contra de la sociedad. Al final, quien juega con fuego se quema.

Links para ampliar información
 Geller JL, Erlen J, Pinkus RL (1986). A historical appraisal of America´s experience with “pyromania” –      diagnosis in search of a disorder. National Institutes of Health.

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