jueves, 29 de junio de 2017

La primera rotación de Residente en el Hospital .B2


          Voy  a contar mi primera rotación y como están yendo estos primeros días, lo que son las dos primeras semanas: adaptación, compañeros, no perderte en el laberinto del hospital, etc.

         Bien, mi primera rotación ha sido Neuropsicología clínica, estaré en esta rotación los cuatro primeros meses de R1 (el primer año), así que tengo hasta finales de Septiembre para empaparme de todo lo que pueda sobre esta área.

        El primer día te haces la tarjeta identificativa, ¡qué momento!, en ella constan nombre, apellidos, la especialidad que estás haciendo y una foto.  Cuando te la cuelgas, con el típico cordón de ropa del que cuelga un mosquetón para engancharla, es como coronarte con una gran medalla de oro, muy merecida. Luego llega el “momento bata” en las máquinas dispensadoras de uniformes, en la planta baja del hospital, y ya con todo el “kit” te diriges al servicio.

       Recuerdo que mientras iba al servicio con la bata puesta y la tarjeta colgando del cuello, se me pasaron por la cabeza millones de cosas. El trayecto fue corto pero recorrí mentalmente un gran viaje; desde el momento en que decidí ir a por todas con el PIR hasta las tardes de verano en las que el  desespero podía con la ilusión, hasta el día del examen y el día en que supe que una plaza llevaba mi nombre. Como veis las emociones siguen aflorando todo y ya habiendo comenzado la residencia…

     Cuando llegué al servicio con mi tutora (que previamente ya me había reunido con ella) me presentó, había mucha gente y es que en este hospital en el servicio de  Neuropsicología hay muchas personas que hacen las prácticas de su máster (de hospitales diferentes y de diferentes lugares de España). Me dio respeto que hubiera tanta gente, pero pasados pocos días me sentí genial y muy cómoda con todos ellos.

      La dinámica que sigo es la siguiente: entro con ellos a ver sesiones de adultos tanto de evaluación como de rehabilitación neuropsicológica, al igual que con niñ@s aunque es este caso no se hace rehabilitación; además de esto también se evalúan en este servicio a niños y adultos diagnosticados de TDAH. A priori y después de haber pasado de dos a tres semanas observando y comenzando a aplicar alguna prueba, tengo la sensación que pasados los cuatro meses podré tener una praxis de la neuropsicología con un buen criterio profesional. Considero una gran oportunidad poder estar en el servicio con personas de master puesto que todos ellos tienen mucho dominio de la neuropsicología; aplicación, ejecución y corrección de pruebas así como redacción de informes.

        Las evaluaciones son muy completas y los informes se hacen con nuestro adjunto. Se contempla la información de manera global, con una visión clínica y teniendo en cuenta todas y cada una de las pruebas de evaluación aplicadas.

       Ahora a finales de Junio, mucho de mis compañeros de servicio cogen sus vacaciones al igual que mi adjunto, así que toque ponerse las pilas “a tope” para poder comenzar a coger a algún paciente antes de que se vayan de vacaciones, cosa que tengo muchas ganas de hacer. 

        Me despido con un “hasta luego”, en unos días os sigo contando como avanza la rotación.

Saludos y muchísimo ánimo compañeros ¡Vale la pena!

BARBARA CITOLER NAVAL , Residente PIR

martes, 27 de junio de 2017

El Frontal Emocional


Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe



El estudio de las emociones y su relación con los lóbulos frontales puede realizarse analizando los llamados síndromes frontales. El origen de las investigaciones en este campo radica en el caso de Phineas Gage, considerado el paradigma de los síndromes frontales. Gage sufrió un horrible accidente en la construcción del ferrocarril entre Rutland y Burlington en Nueva Inglaterra –EEUU-. Una explosión, aparentemente controlada, hizo que una barra metálica atravesase su cerebro. A partir de ahí, hubo cambios bruscos en su comportamiento, pasando de ser una persona responsable, adaptadaza, racional y juiciosa, a ser un invididuo inestable, indiferente ante los compañeros, impulsivo, terco e incapaz de realizar hasta el fin planes futuros. Aunque este tipo de casos han recibido una primera atención en lo que respecta a sus implicaciones psicopatológicas y en variables de personalidad, cada vez ha ido aumentando el interés por las repercusiones neuropsicológicas.
La investigación ha mostrado la existencia de tres síndromes frontales según la zona del córtex principalmente afectada:

1. Síndrome dorsolateral: la sintomatología predominante es de tipo pseudodepresivo. Se ha dado a llamar a este subtipo el disejecutivo. La zona de afectación es la convexidad frontal y se caracteriza por la disminución de actividad de los procesos cognitivos, hipocinesia, apatía, irritabilidad o inercia, pérdida de iniciativa y dejadez personal, un síndrome amotivacional, impersistencia  cognitiva, pensamiento concreto y empobrecido, embotamiento afectivo con alteraciones en la programación motora y, en definitiva, trastornos de las funciones ejecutivas. Lo característico de este síndrome es la deficiencia en la planificación.
2.  Síndrome orbital: la síntomatología predominante es de tipo pseudopsicopático. Habría una importante tendencia a la desinhibición e incluso a la manía. La zona de afectación es orbitofrontal y se expresa en la incapacidad para inhibir respuestas inadecuadas, hipercinesia,  distraibilidad, imprudencia y conductas agresivas, impulsividad e inestabilidad emocional, euforia, humor pueril o moria, egocentrismo, falta de empatía, desinhibición sexual, escaso juicio, disminución de afectos y juicios emocionales complejos, y disminución o falta de sensibilización interpersonal.
3. Síndrome medial-cingular: la sintomatología predominante es de subtipo apático, destacando la hipocinesia. La zona lesionada es la circunvolución del cíngulo y se caracteriza por la abulia, la apatía y desinterés, una disminución de la espontaneidad en el habla (puede haber mutismo) y en la conducta motora (llegando incluso a la acinesia), y reducción de la aprosodia.
La exposición de un caso real puede ser una buena forma de comprender la magnitud de la relación entre los lóbulos frontales, las emociones y el comportamiento.

Caso clínico
Mujer de 34 años de edad portadora de una epilepsia esencial desde la primera infancia, con crisis clínicamente generalizadas y actividad electroencefalográfica focal. Siempre había sido tratada con ácido valproico. Tras múltiples estudios electroencefalográficos en los que había una localización precisa del foco se decidió derivar a la paciente a valoración para posible intervención quirúrgica. Se realizó una lobectomía parcial frontal derecha para mitigar o erradicar la aparición de crisis continuando, tras la operación, con el tratamiento farmacológico con ácido valproico. A raíz de la intervención quirúrgica se apreció un cuadro de déficit mnésico, atencional y ejecutivo, junto a una marcada alteración  comportamental expresando abulia, apatía y desinhibición.

Se consideró realizar una valoración neuropsicológica para determinar el alcance funcional de las lesiones tanto a nivel cognitivo como comportamental y emocional. El primer contacto con la paciente se produjo aproximadamente dos años y medio después de la lobectomía. Lo más evidente en las entrevistas iniciales era un cuadro de desinhibición conductual. La familia refería además falta de motivación para iniciar  tareas y diversas dificultades cognitivas en lo que atañía a la memoria y atención principalmente.

El nivel de estudios que había alcanzado era una formación profesional de segundo grado en la rama de hostelería que no continuó, según palabras textuales, “porque no me gustaban”. En lo que se refería a las posibles variaciones en la esfera afectiva y de personalidad, además de las entrevistas pertinentes, se instó a la madre de la paciente a escribir dos cartas tituladas “Cómo era mi hija” y “Cómo es mi hija”. Además, con el fin de establecer una línea base de cara a la futura intervención, se aplicaron el Inventario Multifásico de Personalidad – 2 (MMPI-2) y el Cuestionario Factorial de Personalidad (16 PF-5).

Para la evaluación neuropsicológica se utilizó una batería amplia e importante de pruebas que evalúan las funciones intelectuales superiores y que comprendía el Mini-Examen del Estado Mental (MMSE),  la Escala de Inteligencia de Wechsler para Adultos III Edición (WAIS-III), la Figura Compleja de Rey, el Test de Retención Visual de Benton (TRVB), el Test de Clasificación de Tarjetas de Wisconsin, Test de Stroop, el Test del Trazo (TMT A y B), una prueba de evocación categorial fonológica y semántica (FAS) y el Test de Aprendizaje Verbal España-Complutense (TAVEC). Además, se presentaron otras pruebas relevantes como los Laberintos de Porteus, el Test de Recuerdo Espacial  y pruebas de atención auditiva y control mental.

Los principales resultados de esta evaluación neuropsicológica fueron:
·  Actitud y comportamiento: durante la evaluación psicométrica se mostró colaboradora, aunque con comportamientos excesivamente pueriles. No aparecían  dificultades aparentes para la comprensión de las instrucciones ni la ejecución.
·     Orientación: mediante los ítems del MMSE se evalúa la orientación en tiempo y en espacio, no apreciándose defectos significativos. La orientación en persona y derecha-izquierda son evaluadas con subtests del P. I. E. N. Barcelona, no apreciándose dificultades significativas.
·     Conciencia, atención, concentración: en principio, es capaz de atender a estímulos específicos sin ser distraída por estímulos no pertinentes procedentes del medio externo (atención involuntaria). Sin embargo, muestra un pobre rendimiento en el test de Stroop que se relaciona con la capacidad de atención voluntaria y con la capacidad de inhibir aquellos estímulos que desencadenan respuestas automáticas. Este déficit en el control atencional también aparece reflejado en el TMT B en el que emplea demasiado tiempo. En la misma línea se sitúa el rendimiento en el índice de velocidad de proceso (VP) del WAIS III indicando, principalmente, enlentecimiento psíquico. Finalmente, es reseñable el rendimiento en otras tareas de control mental donde amén de procesamiento lento de la información aparecen errores significativos.
·       Lenguaje: no se detectan alteraciones significativas en el ritmo y melodía, si bien sí que aparecen dificultades significativas en la tarea FAS, donde muestra un pobre rendimiento en los diferentes subtests alrededor de dos desviaciones típicas por debajo de la media. El índice de comprensión verbal (CV) del WAIS III no revela afectación significativa.
·        Funcionamiento intelectual general: la aplicación del WAIS III no sólo permite obtener un CI, sino que muestra la posible afectación de diversas funciones intelectuales superiores de forma específica. El CI total obtenido por la paciente fue de 88, que se correspondería con un nivel normal-bajo. Desglosándolo, el CI verbal es de 86 (normal-bajo) mientras que el CI manipulativo es de 93 (medio). Datos más relevantes son los aportados por los diferentes índices. En este sentido la VP y la memoria de trabajo (MT) se sitúan en un nivel inferior frente al nivel medio mostrado en la CV y organización perceptiva (OP).
·      Funciones visuoespaciales, perceptivas y constructivas: la evaluación con la Figura Compleja de Rey muestra un tiempo de ejecución bueno. La puntuación en exactitud y riqueza de copia se sitúa en el centil 99, no mostrando deterioro.
·     Memoria: en lo que respecta al índice de MT del WAIS III presenta una puntuación inferior (75). La puntuación global de este índice se obtiene a partir de los subtes letras y números, dígitos y aritmética. Dígitos se sitúa en el límite inferior de la normalidad (puntuación escalar = 8), mientras que las otras dos pruebas se sitúan claramente por debajo (Pe aritmética=5 y Pe letras y números=6).
·     Funciones ejecutivas: la evaluación mediante el WCST y el TMT da cuenta del deterioro en esta función intelectual superior. En el WCST aparecen más respuestas perseverativas y errores perseverativos de los esperables. Emplea un tiempo exagerado (4 minutos y 1 segundo) y comete numerosos errores. Además, el rendimiento en otras pruebas en que también se ven implicadas las funciones ejecutivas es también deficitario, mostrando indicadores de déficit ejecutivo en el TAVEC (mal uso de estrategias, perseveraciones, intrusiones, etc) y en la prueba de laberintos (déficit en planificación).
·    Personalidad: la evaluación mediante el MMPI – 2 (evaluación psicoafectiva) nos muestra un perfil 13”4´7+-2850/96 K+L-F que no es distorsionado, siendo los resultados fiables.  Muestra la existencia actual de abundantes síntomas somáticos y trastornos del sueño. Se comporta de forma desinhibida y con rabietas infantiles. Una variable de buen pronóstico es su sentido de culpabilidad y vergüenza, que sin duda servirá de soporte para atenuar la elevada impulsividad que muestra en la actualidad. En cuanto al 16 PF – 5 muestra un perfil sin demasiadas elevaciones en el factor parmia (denominación antigua) y en autia. El primero se refiere a lo contrario a la timidez, es decir, es una persona que no actúa de forma cohibida. Autia constituye el polo opuesto de ser una persona práctica y caracteriza a personas imaginativas, bohemias y abstraídas. o es algo mucho más complejo. En cualquier caso, tendería a ser seria, reprimida y cuidadosa. En las dimensiones globales sólo obtiene puntuación significativa y elevada en extraversión.  
 Para finalizar, reseñar que la descripción de la personalidad previa a la intervención quirúrgica realizada por la madre, estaba bastante alejada de lo mostrado por el 16 PF-5 y el MMPI-2.
A modo de conclusión, se estableció el diagnóstico de:
· Trastorno orgánico de la personalidad: caracterizado sobre todo por abulia, apatía y un cuadro desinhibitorio.
·   Deterioro cognitivo que afecta a la memoria, funciones ejecutivas y diversos componentes atencionales.

El caso de síndrome frontal presentado constituye un buen ejemplo de la estrecha relación existente entre emoción y cognición situada, topográficamente, en los lóbulos frontales y expresada, funcionalmente, en las funciones ejecutivas.


Lectura para ampliación
Muñoz, J. J. (2004). Estudio de caso de un síndrome frontal: la memoria y las funciones ejecutivas (pp. 359-374). Cerebro y Memoria. Edita: Fundación Mapfre Medicina.

sábado, 24 de junio de 2017

Otros contenidos en Psicología de la Salud

Dentro de la literatura y el cine, quizá el trastorno que más veces ha sido abordado en múltiples obras ha sido el cáncer. Son muchas las películas y las novelas que tratan esta enfermedad como tema central. Entre ellas, cabe destacar la obra de Mariela Michelena, “Anoche soñé que tenía pechos”.
Mariela Michelena nació en Caracas y fue allí donde estudió Psicología. Formada en psicoanálisis, ha desarrollado su actividad clínica en Caracas, Houston y Lima. Actualmente ejerce como psicoanalista en su consulta privada en Madrid y forma parte de la Asociación Psicoanalítica de Madrid. Entre sus obras encontramos “Anoche soñé que tenía pechos”, un testimonio lleno de emotividad, sentimientos, incertidumbres, miedos, que nos acerca al sufrimiento vivido en primera persona de una mujer que recibe el diagnóstico de cáncer de mama. Mariela Michelena cuenta en este libro su experiencia con el cáncer que se mezcla con los conocimientos adquiridos durante toda su carrera profesional. Un relato humano que nos ayuda a acercarnos y a comprender esta dura experiencia.

miércoles, 21 de junio de 2017

Perfiles Homicidas


Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe



Imposible borrar de nuestras mentes las atrocidades perpetradas por los nazis durante la II Guerra Mundial en la primera mitad del siglo XX y el liderazgo o apadrinamiento de las mismas por la figura de Adolf Hitler quien provenía de un hogar con un padre hostil, frío en la expresión de emociones, cruel y con un trato déspota hacia su esposa e hijos. La actitud de ésta era de recato y, en cierto modo, permanecía silente ante lo que vivíaHitler generó un apego ambivalente hacia ella dado que chocaban su tendencia al proteccionismo frente al rechazo por culparla de permanecer al lado del padre. La consecuencia fue una personalidad con tendencia al aislamiento y cierto paranoidismo (vinculado a la hostilidad) amén de otras características de la personalidad que describen la mente de alguien que generó tanto horror. O qué decir de Gilles de Montmorency-Laval, barón de Rais que vivió durante la primera mitad del siglo XV y que, tras morir sus padres, fue educado por su abuelo sin ningún tipo de límites. Por añadidura, su abuelo era un personaje carente de escrúpulos y con elevados impulsos violentosGilles se dedicó a torturar, violar, humillar y, sobre todo, asesinar niños. A este personaje pedófilo homicida muerto en la horca se le atribuyen más de 1000 desapariciones de niños entre 8 y 10 años de la región de Bretaña.

Pero, cuáles son los determinantes de las personas violentas, qué puede llevar a que se justifique la violencia y, su máxima expresión, la muerte de otras personas. El estudio de los criminales desde el punto de vista de las variables psicológicas que pueden ayudar a comprender la mente criminal es un campo muy interesante inexorablemente unido al estudio de la personalidad. Históricamente es imprescindible nombrar al pionero Lombroso (1876) y su distinción de tres tipos principales de delincuentes, a saber, criminal nato (considerado primitivo desde un punto de vista evolutivo; dementes (con alguna patología mental u orgánica) y criminaloides (ninguna característica específica pero con características mentales y emocionales predispuestas al crimen). Más allá de aciertos o errores en su descripción, la clasificación era un esbozo de los hoy llamados perfiles criminales.

La elaboración de un perfil criminal implica valorar 5 características fundamentales como son el contexto y/o escena del crimen, el perfil geográfico, modus operandi y/o firma del asesino y la victimología. Por citar un ejemplo, el perfil geográfico tendría que ver con los terrenos/lugares donde actúa un homicida y, en este sentido, destaca la Teoría del Círculo de Canter y cuyo planteamiento es situar en un mapa todos los delitos atribuidos a un mismo delincuente identificando las dos zonas más alejadas entre sí del mapa y trazar un círculo que cubra todos los delitos (el diámetro sería la distancia señalada). La probabilidad de encontrar la vivienda del criminal dentro del círculo es elevadísima y, lo que es más relevante, muy cerca del punto central.

El perfil criminal puede  emplearse a la hora de analizar crímenes violentos y seriales, identificar autores y/o eliminar sospechosos, identificar un tipo de criminal, provocar a los agresores a través de los medios de comunicación (p. e.: simular un falso arresto de un homicida para que el verdadero homicida –de rasgos narcisistas- se entregue al necesitar reconocimiento), preparar un interrogatorio o justificar la solicitud de otras pruebas diferentes a las que ya se tenganAnalizando a los que llegan a asesinar, existe cierto consenso en afirmar que es en respuesta a la percepción del otro como causante de daño, amenaza o simplemente un obstáculo para la consecución de sus objetivos. Su personalidad no tiene necesariamente que estar unida a peculiaridades diferentes al resto de la población si bien sí se plantea una baja asertividad. Por supuesto, es prescindible la presencia de un trastorno mental (p. e.: crímenes de odio, pasionales o por motivos económicos) y frecuentemente hay rasgos psicopáticos. Estos rasgos psicopáticos siempre están presentes en los llamados asesinos en serie (tres o más homicidios), quienes suelen ser varones jóvenes de mediana edad y con alta agresividad/ensañamiento a la hora de cometer sus crímenes. El asesino en serie premedita sus crímenes e incluso fantasea y/o ensaya o planifica con detalle. El FBI estadounidense elaboró una clasificación simplista pero efectiva de estos homicidas, distinguiendo los organizados frente a los desorganizados a partir del análisis de la escena del crimen. No hay que olvidar que existirían perfiles mixtos pero parece más oportuno centrarnos en las categorías prototípicas. Generalmente, ya sea organizado o desorganizado, el planteamiento va a ser el de un varón joven de tipo caucásico. Lo habitual es una actuación en solitario y, como curiosidad, aproximadamente un 10% pertenecen a profesiones médicas o paramédicas. El homicida organizado suele presentar rasgos psicopáticos frente al desequilibrio comportamental del desorganizado. El organizado lleva sus propias armas, vigila el área del crimen, conoce las técnicas y tácticas policiales, limpia la sangre de las víctimas a las que puede llegar a descuartizar en pos de ocultar las pruebas (pueden llegar a llevarse algo de la víctima a modo de trofeo) e incluso toman fotos antes y después del delitoSu cociente intelectual suele estar por encima del promedio y, aunque no son nada disciplinados, en todo lo que tiene que ver con temas académicos tienden a destacar. Frente a estar características, el desorganizado no planifica y en un homicidio puede llegar a desfigurar a sus víctimas para que, simbólicamente, no vean como esNo se preocupa por hacer desaparecer el cuerpo, suele tener antecedentes familiares de consumo de alcohol u otras sustancias adictivas y tiene características como la introversión o baja autoestima unidas a un cociente intelectual bajo. El organizado puede llevar una vida normal o incluso atractiva a nivel laboral frente a los empleos humildes y/o poco atractivos así como las pocas relaciones sociales del desorganizado.

Decía Charles Manson que la paranoia es una forma de conciencia y la conciencia es una forma de amor y añadía, en su psicopática megalomaníamírame con desprecioverás un idiota. Mírame con admiración, verás a tu señor; mírame con atención, te verás a ti mismo. Quizá sería mejor recomendar callarse cuando lo que se tiene que decir no llega a la elegancia de un sabio silencio.

   Links para ampliar información
Bibliografía recomendada
Garrido, V. y López, P. (2006)El rastro del asesino. El perfil psicológico de los criminales en la investigación policial. Barcelona: Ariel.

jueves, 15 de junio de 2017

Mis primeros pasos como Residente. L2



    Han pasado ya algunos días desde que comencé esta andadura que es la residencia y, como lo prometido es deuda, me dispongo a compartir con todos vosotros como han sido mis primeros pasos en ella.

    La primera semana la podría definir como introductoria e intensa a partes iguales. Sé que a priori estas dos palabras no parecen ser muy compatibles, así que me explico. Introductoria porque, a excepción del miércoles, el resto de días estuvieron destinados a diversos cursos impartidos por el personal del hospital, e intensa debido a la avidez por saber cómo es el lugar al que te incorporas y quienes son las personas que te acompañarán en el mismo.

    Respecto a los cursos, los podríamos dividir en dos: los comunes a todos los nuevos residentes (cómo es un día en medicina interna, cirugía, prevención de riesgos laborales, etc.) y los específicos de Salud Mental. Estos últimos, sin lugar a dudas, fueron los que más despertaron mi interés. ¿El por qué? Más allá de la obviedad de la temática, por ese “hambre” por conocer a los profesionales con los que irás aprendiendo en cada una de las rotaciones. ¡¡¡Qué importante y emocionante resulta poner cara a alguna de esas personas!!! Es como si de pronto, al verlos y explicarte cómo se trabaja en cada sitio fuera todo más real, más tangible… La verdad es que yo salí de ellos con unas ganas descomunales de empezar en ese preciso instante con todas y cada una de las rotaciones (Unidad de Trastornos de Personalidad, Hospital de Día y muchísimas más)… pero de momento, habrá que guardar parte de ese voraz deseo y dirigir mi ilusión y esfuerzos a la primera parada de este camino: el Centro de Salud Mental (CSM) de Adultos.

   Puede que alguno de vosotros no sepáis exactamente qué se hace en un CSM, yo hasta hace escaso tiempo no conocía las diferencias entre los distintos dispositivos del Servicio de Salud Mental, es más, a día de hoy, aún desconozco alguna de ellas, siendo probablemente uno de los aprendizajes que iré adquiriendo a lo largo de estos años. 

   El CSM es un centro multidisciplinar compuesto por Psicólogos Clínicos, Psiquiatras, Enfermeros, Trabajadores Sociales… entre otros, que constituye (desde mi punto de vista) una de las piedras angulares de la red pública de salud mental. Hasta aquí, llegan pacientes que pueden venir derivados de su médico de Atención Primaria, del Hospital tras un periodo de hospitalización… En virtud de sus necesidades asistenciales, algunas personas pueden pasar a formar parte de un Programa de Continuidad de Cuidados, el cual está formado por múltiples dispositivos (Centro de Rehabilitación Psicosocial, Centro de Rehabilitación Laboral…) que en su momento os iré explicando sus funciones.

   El pasado 5 de junio inicié mi paso por el CSM y, sinceramente, estoy encantadísima. He decidido definir mi estado actual como “mi pompa de felicidad”, no sé si llegará el punto en el que se rompa, pero hoy por hoy, cada día lo vivo como algo especial porque supone descubrir cosas nuevas.

   El primer día, como todos los comienzos, estuvo repleto de entusiasmo y nervios. ¿Cómo no? Llegar a un sitio nuevo, sin saber muy bien cuál será tu lugar en él, sin embargo una vez más la acogida ha sido excelente. Mi adjunta, en el breve lapso de tiempo que he pasado a su lado, he descubierto que es una psicóloga increíble. ¿Cómo me he dado cuenta? Por su conocimiento, su interés genuino por los pacientes, su modo de comprender y formular los casos, su capacidad para entender los problemas desde una perspectiva más amplia… Anticipo que me esperan 12 meses que se me van a quedar cortos para poder aprender todo lo que puede ofrecerme (y para poder ir contándooslo).

   De momento, además de observar cómo trabaja con pacientes muy diversos, he comenzado a leer algún libro y algún artículo que me ha recomendado y es que, aunque ahora os parezca mentira, no todo nos lo estudiamos para el PIR, ¡aún queda más! Aunque, todo sea dicho, ahora se lleva de otra manera, así que mucho ánimo y no os rindáis que a pesar de que estáis en la parte más dura, lo bueno llegará.

   Si tuviera que hacer un símil de estas últimas semanas sería con un día en el parque de atracciones: el nerviosismo antes de subir a cada nueva atracción, la descarga de adrenalina una vez que estás en ella y, sobre todo, el anhelo porque ese día (en mi caso esta etapa) no se acabe nunca.


   Gracias de nuevo por leernos y un grandísimo saludo para tod@s. 

LAURA PÉREZ LUNA , Residente PIR

martes, 13 de junio de 2017

¿Quieres conseguir una plaza PIR?



La experiencia nos dice que por mucho que se estudie, si no se realizan exámenes y simulacros será muy difícil conseguir la tan deseada plaza, prácticamente imposible  aprobar el PIR.


Desde CeDe os recomendamos, además de  la herramienta más potente y práctica como es CedeExam. Que realicéis los simulacros programados, empezando por el de mañana día 14,  que entre otras ventajas tiene el de poder mediros con el resto de candidatos.


CALENDARIO SIMULACROS 2017


- 14 Junio 2017
- 19 Julio 2017
- 13 Septiembre 2017
- 18 Octubre 2017
-  8 Noviembre 2017
- 22 Noviembre 2017
- 13 Diciembre 2017
- 10 Enero 2018
- 17 Enero 2018

Son idénticos a los de la prueba (235 preguntas- 5 horas). Lo puedes realizar asistiendo al centro (Madrid) o te lo puedes bajar de la Web para que los resuelvas con las mismas normas. Una vez corregidos te los remitiremos con la plantilla correcta así como un pequeño informe con el análisis y evolución de tu preparación mediante gráficos y percentiles alumno/grupo. 

Las respuestas de los simulacros están comentadas.
Las preguntas de los simulacros son una mezcla de preguntas PIR de años anteriores con otras de nuestra base de datos. En cada simulacro te vas a encontrar con preguntas fáciles, difíciles, muy difíciles y rebuscadas con la intención de "entrenarte" para el DIA de la prueba.
Por eso es necesaria esta "práctica" que te permita ir aplicando no solo los conocimientos adquiridos si no también  los consejos  y reglas nemotécnicas que te hayamos enseñado. De esta manera estarás totalmente familiarizado con el examen PIR.

* Los alumnos matriculados en el curso actual pueden realizarlos a través del área exclusiva de alumnos o en nuestras aulas de Madrid (C/Cartagena 164).



                               - Ver modalidades de preparación que incluyen simulacros.


lunes, 12 de junio de 2017

Consecuencias Psicológicas del Terrorismo

Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe





El terrorismo es una amenaza global con innumerables consecuencias para todas las esferas de la vida de los seres humanos.  En una sociedad en la que parece estar prohibido pararnos a meditar y en la que de un día para otro se esperan grandes cambios, pocas veces reparamos  (más allá de en los momentos iniciales) en el sufrimiento de las personas afectadas directa o indirectamente por acciones terroristas. Sin embargo, son numerosas las consecuencias psicológicas y/o emocionales en las personas que logran sobrevivir a acciones terroristas o que las han vivido de cerca.

La investigación en torno a las secuelas de las víctimas de atentados terroristas arroja resultados concluyentes. Baca y Cabanas (1997) investigaron en una muestra procedente de la Asociación de Víctimas del Terrorismo de España. Del total de personas vinculadas a esta asociación, lograron un porcentaje de respuesta del 60,14% a las encuestas por correo que se proponían. El método seguido fue la utilización de cuestionarios autoaplicados que estuviesen bien diseñados y contuviesen instrucciones claras así como que no se incluyeran respuestas abiertas. La muestra tenía un porcentaje algo superior de mujeres frente a varones, siendo la profesión más frecuente de los encuestados/as, ser ama de casa, seguida de guardia civil, militares, policía nacional y un resto de personas misceláneo con profesiones de carácter civil.  Cabe reseñar que el número de víctimas directas de la muestra fue de 205 (un 47,2%) de los casos, 162 (37,3%) fueron los únicos afectados de su familia y 43 (9,9%) tuvieron un familiar directamente afectado en el mismo acto agresivo. Por otra parte, 229 casos (52,8%) eran familiares directos, habiendo visto un 13,1% de ellos el atentado con sus propios ojos. Por último, analizando la distribución de las víctimas directas (muertos y supervivientes) que formaban parte de la AVT, el 51,2% de los casos eran miembros de los cuerpos de Seguridad del Estado y el 30,2% tenían diversas profesiones civiles, siendo un 13,6%  militares. El tiempo transcurrido entre el atentado y la investigación realizada fue de un promedio de nueve años y medio, pudiéndose evaluar los efectos crónicos de las acciones sufridas.

Las principales conclusiones del estudio fueron: 1) la existencia de una significativa y consistente asociación entre ser víctima directa de atentado terrorista y el riesgo de presentar alteraciones psicopatológicas; 2) se detectó mayor presenta de síntomas específicos de patología entre las víctimas directas; 3) la calidad de vida del colectivo de afiliados a la asociación era significativamente inferior a la que presentaba la población normal; 4) las personas que presentaban mayor riesgo de padecer trastornos mentales eran las que tenían peor calidad de vida; 5) el ser padre o hermano de una víctima se asociaba significativamente a mayor riesgo para la salud mental ; y 6) cuando el apoyo familiar era percibido por la víctima como escaso, insuficiente o nulo, aumentaba significativamente el riesgo de presentar alteraciones psicopatológicas. Sintetizando los resultados, podría decirse que las víctimas serían un colectivo claramente vulnerable a la probabilidad de presentar consecuencias emocionales encontrándose afectación negativa en la calidad de vida y, siendo asimismo agravantes, el parentesco próximo hacia las víctimas y la falta de apoyo familiar percibida subjetivamente por los afectados.

En otro estudio realizado a raíz de los atentados islamistas sufridos en Madrid en el año 2004, la Asociación de Ayuda a las Víctimas del 11 de marzo abordó los problemas psicológicos 18 meses después (AV11-M, 2005). La muestra empleada fue de 120 personas seleccionadas por muestreo probabilístico aleatorio simple y que eran víctimas directas o familiares de las personas afectadas por esta barbarie. Se les aplicó un cuestionario que recogía datos sociodemográficos, datos del atentado, aspectos acerca del asesoramiento recibido, aspectos jurídicos, datos acerca de reinserción laboral y social, aspectos sanitarios, familiares, económicos, otros datos  acerca de las víctimas de Leganés, área psicológica y área de investigación y lucha contra el terrorismo. Además, la encuesta se aplicó en entrevista personal.

Analizando cualitativamente las secuelas psicológicas de las víctimas de los atentados del 11 de marzo, aparecían cuadros de ansiedad elevada, manifestaciones de ira, depresión y dificultad para trabajar en medios de transporte públicos (relacionada con fobia específica y también cuadros de agorafobia). Un 50% de las personas afectas por los atentados no recibían tratamiento psicológico en el momento del estudio.

Por otro lado, se constató la existencia de graves impactos en la vida familiar de estas personas, debido a jubilaciones anticipadas, bajas laborales de larga duración, cambios en la vida laboral y dificultades de comunicación. Referente a los hijos menores, aparecían signos de alerta elevados, temores nocturnos, sensación de inseguridad y ambientes familiares alterados. En cuanto a la población inmigrante, diversos factores de riesgo complicaban su adaptación tras el atentado sufrido. Estos eran la precariedad laboral, la ausencia de red familiar, dificultades de acceso a la vivienda y dificultades de integración social.

A modo de conclusión, el daño psíquico en las víctimas de atentados terroristas se refiere tanto a las lesiones psíquicas producidas por el acto violento como a las secuelas emocionales persistentes que interfieren en el funcionamiento diario de las víctimas. Éstas sufren lesiones psíquicas de diversa índole moduladas por la vulnerabilidad previa de la víctima (factores de personalidad y estrategias de afrontamiento) siendo los síntomas y síndromes clínicos más frecuentes la depresión, estrés postraumático, ataques de pánico, ira y agresividad, abuso de drogas, así como conductas extremas de miedo y evitación (conductas fóbicas). Aunque suene utópico, la paz es algo en lo que debemos creer y trabajar puesto que es el camino hacia la verdadera libertad.

Artículo de Referencia
Muñoz, J. J. y Navas, E. (2007). El daño psicológico en las víctimas del terrorismo. Psicopatología Clínica, Legal y Forense, 7, 147-160.

jueves, 8 de junio de 2017

¿Has estado usando bien CedeMemory? Las 3 ideas para comprobarlo



Como todos sabéis, CedeMemory es una nueva forma de estudio que os proporcionamos desde CeDe y que se basa en el repaso espaciado. Es decir, en estudiar sólo aquello que necesitas y justo en el momento antes de olvidarlo….todo esto se detecta automáticamente desde el propio programa, claro está.

Pero,  si quieres saber si has estado usando CedeMemory correctamente o vas a empezar a usarlo por primera vez, ten en cuenta esto:

  1.      Comienza por elegir una asignatura (o un tema de esta) que te resulte complicada porque, por     ejemplo, te cueste recordarla con el paso del tiempo.
  2.     Después de haberla leído y entendido con el Manual, estudia las tarjetas de ese tema o       asignatura en CedeMemory.
  3.      Entra diariamente para ver las tarjetas que CedeMemory ha seleccionado para que repases.       

Recuerda que al principio repasarás en intervalos menores y en poco tiempo ya sólo repasarás en intervalos cada vez más largos de tiempo (incluso 1 vez al año!).
Esa es la base de cómo usar la aplicación, no hay más. Eso sí, una vez que te guste, podrás ir ampliándolo a más temas y/o asignaturas y comprobar tú mismo los beneficios de este método.

Un Menester Necesario

Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe



Ejercer con pasión la compasión o ser ávidos, intrépidos y mostrar entrega en la consideración de los seres humanos. Compadecerse implica concienciarse de los demás y tradicionalmente se asocia a posicionarse por y para los otros comprendiendo su sufrimiento y penurias desde una excelsa empatía que deriva en un irrefrenable intento de eliminar cualquier atisbo de sufrimiento en la persona compadecida en aras de mitigar sus desdenes. La vivencia compasiva habría de ser consustancial a la humanidad y no un mero deseo egoísta hacia aquellas personas conocidas (queridas) por nosotros. No es onírico plasmar que toda persona que expresa empatía aumenta exponencialmente sus posibilidades de ser solidaria, atenta y entregada a otros seres humanos, enriqueciendo el matiz de lástima o pena que inviste a la compasión y proveyéndola de una dadivosa abnegación empática.

La compasión como valor humano tiene innumerables referencias filosóficas y literarias. Decía Nietzsche, con cierta inquina, que sólo había un psicólogo del cual se podía aprender algo, y éste era Fiódor Mijáilovich Dostoyevski. Admito mi predilección por las obras del último y, entre ellas, para abordar la compasión, me surge nombrar Los Hermanos Karamazov, donde aparecen diversos dilemas éticos como el concepto del bien y el mal o el papel del amor en nuestras vidas dentro del contexto del avance ideológico nihilista de la Rusia de la segunda mitad del siglo XIX. Partiendo del aparente parricidio de Fiódor Karamazov, Dostoyevski combina sabiamente su visión negativista de los valores vigentes. Tres son los hermanos Karamázov y todas las sospechas homicidas recaen sobre el ambicioso y hostil Dmitri (juzgado y condenado), en detrimento de Iván (acérrimo ateísta) y Alekséi (la antítesis religiosa de Iván). He de decir que hay un cuarto hermano llamado Pável (verdadero asesino de su padre) surgido de la relación entre Fiódor y Lizaveta, quien no era su esposa. Las dicotomías antitéticas de la obra muestran el poder de la compasión frente al tiñoso, mísero y cicatero egoísmo. Señalaba Dostoyevski, el que se miente a sí mismo y escucha sus propias mentiras, llega a no saber lo que hay de verdad en él ni en torno de él, o sea que pierde el respeto a sí mismo y a los demás. Al no respetar a nadie, deja de querer, y para distraer el tedio que produce la falta de cariño y ocuparse en algo, se entrega a las pasiones y a los placeres más bajos. Nada más lejos de la realidad el señalamiento del respeto hacia los otros como símbolo de una elativa compasión protectora frente al nihilismo de personajes como Fiódor, Dmitri, Iván o Pável.

La compasión puede ser malentendida como algo propio de poderosos, provocando su negación por los receptores quienes no la quieren experimentar dado que supone una piadosa lástima ofensiva. Prefiero y considero algo más oportunos otros planteamientos como el del Dalái Lama, si quieres que otros sean felices, practica la compasión; si quieres ser feliz tú, practica la compasión; o el castizo la compasión, buena siempre, es en muchos casos la celestial precursora de la justicia de Concepción Arenal. Sin embargo, también los matizo, ya que pienso que la compasión se identifica más con poner empeño en ejercer y fortalecer la ya nombrada empatía, insigne lugarteniente de la imprescindible interdependencia humana. Esto supone mostrar afecto a los demás desde una autenticidad evasiva de una instrumental necesidad de percibir alguna recompensa a cambio, lo que es más propio del erróneo planteamiento de este valor  como un intercambio basado en la equidad. Vista así, la compasión es un valor emocional que nos permite situarnos no sólo ante los conocidos, sino ante el conjunto de los seres humanos, enriqueciendo nuestra calidad humana al posicionarnos como garantes de un magnánimo y filántropo comportamiento génesis de una armadura frente al cegador individualismo.  Y es que ante lo dañino es mejor disponer de ayuda y aunque el tiempo cura todas las heridas mejor estar rodeados de seres compasivos que experimenten este valor, un menester necesario.  

Lectura recomendada
Dostoyevski, F. (1880, ed. 2011). Los Hermanos Karamazov.  Madrid: Ediciones Simancas

martes, 6 de junio de 2017

Intolerable Intolerancia

Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe



Preguntarnos cuánto de intolerantes  podemos llegar a ser supone un ejercicio de autoanálisis no factible para un buen número de personas. Qué difícil respetar al otro, lo diferente a lo nuestro, ser indulgente ante lo que nos consume, afecta o molesta. Cuesta reconocer las diferencias, amoldarnos a las divergencias, normalizar la aparente anomalía o anquilosar nuestro escepticismo. La intolerancia define al alfeñique y es que cuando rechazamos lo diferente estamos proyectando una clara inferioridad bajo el oscurantismo de una aparente superioridad.

Pero cómo llegar a ser transparentes e investirnos de una compostura que aleje la obcecación de nuestras acciones. El rechazo a lo diferente se realiza en el contexto de un juicio de valor y, como señalaba Dostoievski sólo por el respeto de sí mismo se logra el respeto de los demás. Lo cierto es que en mi pensamiento está que si no hay un equilibrio interno nuestra proyección externa estará teñida de una déspota inflexibilidad, camino inicia e inequívoco hacia la intolerancia.

La intolerancia genera odio, agresión, deshumanización, conflicto, dolor y nos lleva a batallas nescientes. Por el contrario, quien es tolerante se cuestiona a sí mismo lo que deriva inexorablemente en la libertad de pensamiento y el crecimiento personal. En los tiempos que corren, la recomendación de un cuento infantil  puede parecer una perogrullada. Sin embargo, no hay nada más intelectual y valioso que recomendar historias que han forjado nuestros valores. En El Patito Feo se refleja el estigmatizador rechazo a lo diferente. El cuento de Hans Christian Andersen nos habla, indirectamente, de paralelismos actuales como el acoso escolar, laboral  o las actitudes discriminatorias que un buen número de individuos exhiben. La mofa y burla hacia las condiciones diferentes de otros, sean en la vertiente que sean, son una consecuencia de la dañina intolerancia. Sin embargo, poniéndonos en el papel del patito feo, la perseverancia, sacrificio o la motivación para crecer internamente derivan en la superación de nuestros límites, desarrollándonos y con la introyección de buenos sentimientos.

Abogaba Locke, en su Carta sobre la Tolerancia por aplicar este valor a la religión y la libertad de conciencia, estando guiadas ambas por el respeto y consideración tolerante de lo diferente. Como señalaba el filósofo, la fórmula es dejar de combatir lo que no se puede cambiar. Qué maravilloso es cuando asumimos que pueden existir diferencias que, lejos de separarnos, nos enriquecen, derivan en la asunción de que todos erramos y/o podemos sentirnos o ser débiles en algún momento. Opino que el límite superior de la tolerancia es el permisivismo. Ahí es donde se pierde lo virtuoso de la tolerancia dando pie a una pérdida de la libertad. Pero reincido en señalar la dificultad de ser tolerante, es decir, de encontrar la frontera entre el permisivismo y la tolerancia o, según considero, entre asumir y aceptar. La tolerancia se inviste de respeto, se engalana con la libertad y es génesis del vínculo social. El permisivismo desvincula, es irrespetuoso e  irreflexivo y supone la piedra angular de un aislante individualismo. Kant aportó un enfoque negativo de la tolerancia, en el sentido de que planteaba, de alguna manera, que el tolerante asumía una falsa creencia de poseer la razón pese al permitir enfoques divergentes. Es probable que quien tolera así incurra en permisivismo, porque si somos tolerantes  nos abrazaremos a la pluralidad. Este es el punto de tolerancia que nos alejará de la necesidad de acabar con lo ideológicamente diferente, aportándonos un valor vinculante y enriquecedor.


Y si en cualquier sitio se cuecen habas, prefiero no centrarme en el reproche hacia si es posible se cuezan o no en cualquier sitio; no vaya a ser que me burle de un patito que aunque de mayor desarrolló una belleza externa notable, ya partía de una interna e inconmensurable capacidad de adaptación, antitética a la intolerable intolerancia.

Lectura recomendada
Andersen, H. C. (1843, ed. 2006). El Patito Feo.  Sevilla: SL Kalandraka

viernes, 2 de junio de 2017

Mi primer día de residente en el Hospital


No hace tanto tiempo me encontraba en la misma situación que muchos de los que estáis leyendo este texto ahora mismo… De primera mano sé que hay días complicados en los que dudas si serás uno de los poquísimos afortunados en conseguir la ansiada plaza y alcanzar el sueño: ser PSICÓLOGO INTERNO RESIDENTE.

 Uno de los factores fundamentales para persistir en este largo camino y seguir estudiando día tras día es la motivación, por eso, espero que mis palabras ayuden a incrementar la vuestra aún más y que os esforcéis con más ahínco (si es posible) en llegar a la meta.

Mi compañera Barbara os ha hablado de ese periodo de euforia (casi de hipomanía) inicial tras recibir la noticia de que estás dentro y del difícil, a la par que gratificante proceso de elección de plaza, hoy yo os voy a hablar de lo que viene después. ¿Qué ocurre cuando ya sabes cuál será el hospital en el que pasarás los siguientes 4 años de tu vida? ¿Cómo son esos días previos a la incorporación?

 En mi caso esa euforia fue disminuyendo hasta convertirse en una emoción de alegría sostenida, pero no eran los únicos sentimientos… Cuando se hace oficial la fecha de tu primer día, empiezan a aflorar los temores y las preocupaciones que hasta el momento habían permanecido totalmente ocultas tras ese halo de felicidad absoluta, empiezas a preguntarte qué te deparará el futuro, cómo serán las relaciones con los compañeros en el hospital… y, sobre todo, esa pregunta que nos atormenta a la mayoría y para la que no tienes una respuesta inmediata: ¿estaré preparada? Si bien, aún no tengo respuesta para algunas de estas preguntas, otras han quedado absolutamente resueltas.

El pasado jueves fue el día de mi incorporación, no os podéis imaginar el estado de nerviosismo en el que hice mi camino hacia el Hospital Universitario Clínico San Carlos… Sin embargo, toda esa ansiedad comenzó a disiparse cuando vi llegar a mi compañera a la puerta principal. Aún no nos habíamos conocido en persona (habíamos compartido miedos e inseguridades vía Whatsapp), pero al abrazarnos fue como si lleváramos toda la vida juntas. Ahí estábamos las dos, “solas” ante el peligro, en un hospital enorme y dispuestas a perdernos las veces que hiciera falta hasta llegar al auditorio que estaría repleto del resto de residentes de las demás especialidades. La palabra sola aparece entre comillas porque a priori no sabíamos cuál sería nuestra acogida en una multitud constituida casi en su totalidad por médicos.

 A las 9:30 de la mañana comenzó el acto de bienvenida a todos los nuevos residentes del hospital, en el cual se fueron cediendo la palabra sucesivamente unos miembros de la jefatura a otros (gerente, director médico, vicedecano de la Universidad Complutense de Madrid); sin embargo, no fue hasta las 12:00 que acabó cuando nos llevamos la mejor sorpresa del día. Durante la charla, habíamos tenido que subir por especialidades a recoger unos papeles al escenario y, en ese momento, al parecer hubo gente que se fijó en nosotras… sí, sí, en las PIRES. ¿Cómo nos dimos cuenta? A la salida, ¡¡vinieron en nuestra búsqueda!! ¿Quiénes? Pues nada más y nada menos que los cuatro futuros Médicos Internos Residentes de Psiquiatría. Se presentaron, nos felicitaron, reconocieron lo duro que es nuestro proceso y lo difícil que es para nosotros llegar hasta allí; pero no queda ahí, esas muestras de admiración y aceptación se fueron sucediendo a lo largo del día a medida que íbamos conociendo a gente (neurólogos, cirujanos, pediatras…).

A lo mejor algunos de vosotros no entendéis mi perplejidad inicial, pero hoy en día aún persisten en algunos sitios ciertas barreras entre las figuras de psiquiatra y psicólogo y, aunque no esperaba un mal recibimiento, desde luego no podía haber imaginado ni en mis mejores sueños la bienvenida que nos dieron.

 Desde el mismo instante en que se presentaron, nuestros coR de psiquiatría se han esforzado en integrarnos con el resto de médicos, incluirnos en grupos, planes, cañas de “afterwork”… en definitiva, nos han tratado como si fuéramos uno más.

Ese día, nos hicieron una foto a todos los residentes de primer año y creo que esa imagen capta una parte fundamental de la residencia a la que a veces no le damos la importancia suficiente: EL GRAN POTENCIAL HUMANO Y EL COMPAÑERISMO.

Esa misma tarde, mi coR y yo conocimos a los residentes mayores de Psicología Clínica… ¿y qué deciros? Son simplemente perfectos. Respecto a ellos confiaba plenamente en que su bienvenida sería extraordinaria, a lo largo de las semanas previas ya se habían encargado de disipar cualquier duda que pudiera tener sobre ellos. Han sido pacientes y serviciales, han hecho de esa cuenta atrás un camino maravilloso en el que encontrarnos respaldadas y, sobre todo, han sabido transmitirnos la ilusión y la expectación con la que ansiaban nuestra llegada.

El 25 de mayo del 2017 fue el primer día de la que estoy plenamente convencida de que será una de las mejores experiencias de mi vida. Todo trabajo antes o después tiene su recompensa y el PIR es una de esas por las que merece la pena luchar. Es el momento de romper con los prejuicios previos (a veces infundados) y de relacionarnos con personas de nuestra especialidad (con las que compartiremos la mayor parte del tiempo) pero también con otros que están en una situación similar a la nuestra, deseando encontrar a personas que quieran compartir este viaje con ellos.


En los próximos días os contaré como han sido los primeros días a nivel profesional, pero hoy quería compartir mi felicidad con vosotros. Gracias por leernos y un gran saludo para tod@s. ¡¡Mucha suerte y ánimo!!

LAURA PÉREZ LUNA , Residente PIR



jueves, 1 de junio de 2017

El PIR: esa experiencia vital. Capítulo 2: Empieza el rock and roll…..a por ello!



Por Rosa María González Díaz, Profesora y tutora de orientación de CeDe


Capítulo 2: Empieza el rock and roll.....a por ello!

Hola de nuevo. A estas alturas algun@s de vosotr@s ya sois oficialmente alumnos de CeDe y aspirantes a PIR, así que enhorabuena por la decisión y toda la fuerza del mundo para el camino que tenéis por delante. Hoy quiero dirigirme especialmente a vosotr@s. En las primeras semanas, una vez que hemos tomado la decisión de lanzarnos a la aventura “PIR”, empezamos a recibir cantidades ingentes de información: materiales en forma de manuales y esquemas, guías de planificación, recursos digitales como la plataforma de CeDe-con las aplicaciones CeDe Exam y CeDe Memory, las tutorías de contenido, las tutorías de orientación, las videotutorías…-, la app para el móvil CeDe Go…..En fin, mucha, mucha, muchísima información diseñada específicamente para ayudarnos a llegar a la meta. Y por eso, hay que aprender a organizarnos para sacarle el máximo partido y no morir “aplastados” por el peso del saber.
Pues vamos a ello. Este año hemos puesto a vuestra disposición un servicio de tutorías de planificación cuya principal finalidad es precisamente orientaros sobre la mejor manera de emplear todos los recursos de CeDe. Muchos compañeros ya han empezado a usarlas, creemos que con muy buenas sensaciones. Si tenéis dudas sobre cómo organizar el tiempo y los materiales, o sobre cómo y cuándo usar las aplicaciones, o sobre la técnica de resolución del examen, os esperamos para intentar ayudaros en todo lo posible.
Y dentro de unos días empezaremos con otra de las famosas herramientas de CeDe: los simulacros. ¿Qué os cuento yo de los simulacros? Pues qué me trajeron de cabeza durante mi preparación personal. Estuve a punto de abandonarlos definitivamente cuando sentí que no era capaz de llegar a mi puntuación “ideal”. ¿Para qué hacerlos si me despiertan la temida sensación de que no avanzo o de que incluso retrocedo? Bastante “montaña rusa emocional” es el PIR por sí mismo, como para echar más leña al fuego con esto de los simulacros….Seguro que a alguno de los que ya lleváis un tiempo con nosotros os suenan este tipo de reflexiones. Y ya sabéis que son reflexiones “trampa”. Porque la finalidad de los simulacros no es torpedear nuestro avance, sino todo lo contrario, y por eso debemos aprender a usarlos para eso mismo, para preparar el examen, para detectar errores de contenido o de comprensión del material, para perfeccionar el proceso cognitivo de reconocimiento y el riesgo personal a la hora de contestar preguntas desconocidas, para analizar nuestro progreso hacia la meta final: una de las plazas PIR de la próxima convocatoria. Y para eso, compañer@S, hay que aprender a hacer un examen. Así que vamos a por ello: empieza el rock and roll…Contad con nosotros, como siempre.