jueves, 27 de abril de 2017

Las “HERRAMIENTAS” de CeDe para conseguir UNA PLAZA PIR


La diversidad de cursos y modalidades de preparación, así como el mejor y más especializado equipo de profesores, nos hacen ser diferentes. A demás disponemos de los recursos y aplicaciones más prácticas para conseguir  la mejor preparación:

  •    Videotutorías: De orientación y preparación de las distintas áreas que integran la preparación del PIR.   - Ver ejemplo

  •  CedeExam : Puedes  realizar más de 50 simulacros24 exámenes de convocatorias (93-2016) y además, GENERAR y realizar infinitos exámenes por áreas, por años, por  tiempo, etc., las respuestas están comentadas  y podrás seguir tu evolución personal mediante  gráficos.  - Ver ejemplo


  • CedeMemory   Como bien saben los que ya la han utilizado, es un nuevo método de estudio flexible, personalizado y que, ante todo, busca optimizar el tiempo de estudio para que sólo estudies lo que realmente necesitas. - Ver ejemplo


  • TUTORÍAS on-line: todos los alumnos de los cursos presenciales y a distancia pueden contactar con los 22 profesores que forman el Equipo de CeDE a través de nuestra plataforma on-line, para solucionar dudas o cuestiones relacionadas con los contenidos de las distintas áreas, también se pueden  consultar las más de 4.000 cuestiones  y respuestas de cursos anteriores.  Ver ejemplo


  • TUTORÍAS de orientación personalizado: para asesorarte y orientarte en el estudio, así como ayudarte a  conseguir el máximo rendimiento en tu preparación. Podrás contactar con tu tutora de forma on-line a través de nuestra plataforma o mediante teléfono. - Ver ejemplo


RECUERDA: CeDe no pretende enseñarte toda la PSICOLOGÍA, tampoco que repases toda la carrera, tan sólo desea que rentabilices  tiempo en tu preparación.

SABER LO QUE TIENES QUE ESTUDIAR. Esta es una de las claves del “ESTUDIO INTELIGENTE”. El  primer paso que debemos dar para preparar el PIR, es conocer el EXAMEN en profundidad, el siguiente paso sería el cómo prepararlo y los recursos necesarios. Toda esta información la tienes en la GUÍA PIR de CeDe y es muy importante

lunes, 24 de abril de 2017

Mimando el deber

Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe



Obra conforme a tus valores y lo harás con responsabilidad. Sabias palabras que, aunque no siempre ciertas ni extensibles a todo el género humano, ensalzan el enérgico poder de la responsabilidad, un valor  cocinado a fuego lento y condimentado con otras actitudes a las que modula (sin ir más lejos el esfuerzo). Qué serían la libertad, el poder, el compromiso, la sensatez o la seriedad sin la mirada vigilante de la formalidad, del deber, del compromiso o de la solvente responsabilidad. Aún en estos días sigo escuchado el famoso nunca dejes para mañana lo que puedas hacer hoy, si bien admito que, como en mi niñez, intento aplicar este principio con mesura, habida cuenta de intentar obrar con la omnipresente inteligencia práctica y encontrar el mejor momento para actuar con frescura. Al fin y al cabo, cuando tenemos algo entre manos, es mejor iniciar su realización si sentimos una intensa voluntad en nuestro interior. Considero que no hay tiempo perdido en ninguna empresa siempre que se emprenda desde el corazón. Estas palabras tienen un inequívoco paralelo con las escuchadas por ese niño príncipe que llegó del Asteroide B 612.

En mi niñez, el Principito me parecía un cuento maravilloso (pese a su trágico final) y quería imaginar el constante quehacer diario de ese niño acicalando su planeta (eliminando cualquier atisbo de semillas de baobab y cuidando sus tres volcanes) y, sobre todo, mimando su rosa, bien parapetada bajo una cúpula de cristal. Ingente tarea la de cuidar una rosa que, dada su egolatría, progresivamente fue transformándose en posesiva y vanidosa, lo que derivó en que el Principito abandonase el asteroide pese a una última reconciliación con su amada flor. En su viaje, visitó numerosos planetas y en el recuerdo está el descubrimiento de la aparente no exclusividad de su rosa y el mágico encuentro con un zorro que quería ser domesticado. Imposible no mencionar este animal y sus dos frases más profundas. Aludiendo a lo verdaderamente importante señaló sólo se ve bien con el corazón, lo esencial es invisible a los ojos y mitigando la confusión de nuestro protagonista respecto a su amor floral, le calmó señalando el tiempo que perdiste con tu rosa hace que tu rosa sea tan importante. Pienso que en la vida hemos de realizar acciones incluso desagradables para nosotros para que todo marche bien respetando, eso sí, a los demás; y también hemos de solucionar nuestros problemas no alentando su crecimiento con la pasividad. El zorro orienta hacia la esencia de las cosas y dirige al valor que desempeña la disciplinada responsabilidad en nuestras vidas siempre que se ejerza desde nuestro epicentro emocional.

La responsabilidad supone la asunción de las consecuencias de nuestros actos y es nuclear en la interacción y convivencia social. Ser responsables nos hace libres e independientes. Cuando actuamos responsablemente, se objetiva sensatez y compromiso. Decía Sartre que somos lo que hacemos con lo que hicieron de nosotros eliminando la influencia de la responsabilidad en nuestras vidas. Como antaño, los valores recibidos e inculcados me llevan a Kant recomendando la idoneidad de actuar de forma que desearas que tu actuación fuera una ley universal o, en otras palabras, el trata a los demás cómo te gustaría que te traten a ti. La responsabilidad nos hace evolucionar, supone compromiso con los demás y nuestros valores e implica poder responder ante la sociedad.

El Principito cuidó responsablemente a su rosa imbuido en una activadora disciplina que facilita diferenciar lo bueno de lo malo, el compromiso del desdén o la solvencia de la insolvente inacción. Quizá el Principito llegó a pensar por momentos que su rosa no era única, pero único es todo aquello en lo que ponemos nuestro responsable empeño si lo hacemos mimando el deber.

Lectura recomendada
De Saint-Exupéry, A. (1943, ed. 2008). El Principito.  Madrid: Editorial de Bolsillo

jueves, 20 de abril de 2017

Neuropsicología y Simulación

Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe



El Manual Diagnóstico y Estadístico de los Trastornos Mentales, en su cuarta edición (DSM-IV), categoriza la simulación como un problema adicional que puede ser objeto de atención clínica, definiéndola como la producción intencionada de síntomas físicos o psicológicos desproporcionados o falsos que están motivados por incentivos externos. En la práctica clínica, el principal motivo suele ser obtener una baja médica mediante la cual evitar un trabajo, llegando  incluso a utilizarse indirectamente para intentar lograr una compensación económica. Además,  el manual recomienda sospechar simulación en el caso de que exista un contexto medicolegal, discrepancia entre el estrés o la alteración explicada por la persona y los datos procedentes de la exploración médica, falta de cooperación durante la valoración diagnóstica y, finalmente, la presentación de un trastorno antisocial de la personalidad.

La intencionalidad y voluntariedad son las características que diferencian la simulación de los trastornos facticios, donde la producción de los síntomas no es intencionada. El que los simuladores produzcan deliberadamente los síntomas, implica que tengan conciencia de su impostura, aunque esto puede ser difícil de distinguir ya que la mayoría de las conductas humanas se dirigen a metas conscientes o inconscientes, apareciendo superpuestas en los propósitos con que dichas conductas se emprenden. Este problema se diluye al considerar dos continuos interrelacionados que representarían 1) al destinatario del engaño (otro o uno mismo) y 2) el grado de insight del simulador sobre la naturaleza fraudulenta de los síntomas, ya sean conscientes o inconscientes. Es decir, cuanto mayor sea el interés con que se pretende engañar a otros (no a uno mismo) con respecto al propio estado de salud, serán más conscientes y voluntarias las conductas de enfermedad, haciéndose la simulación más fácil de descubrir.

Otros autores añaden más factores que contribuyen a discernir cuando se está ante un simulador. Así, se ha propuesto la incompatibilidad entre los resultados de las pruebas y el perfil de los síntomas propios de las lesiones neurológicas subyacentes, el pobre rendimiento en tareas motoras y sensoriales en comparación con las tareas que valoran capacidades cognitivas específicas, inconsistencia entre las respuestas del sujeto y referencia continua a la incapacidad para volver a su vida laboral anterior.

Últimamente se ha incrementado notablemente la frecuencia de aparición de simulación de problemas cognitivos, siendo el déficit mnésico la queja más frecuentemente simulada tras un daño cerebral traumático, llegando a estimarse un valor en torno al 5-10% en los traumatismos craneoencefálicos leves. Paralelo a este incremento, se ha producido una multiplicación de las investigaciones centradas en el desarrollo de métodos cuantitativos de detección de la simulación o renuencia a la cooperación en los exámenes neuropsicológicos.

En síntesis, podría concluirse la existencia de un probable intento de simulación por:
         ·         La presencia de un contexto médico-laboral.
         ·         La evidencia de contradicciones en las entrevistas.
         ·         La ocurrencia de respuestas absurdas e ilógicas en las pruebas.
        ·         La inexistencia de paralelismo entre el rendimiento en los tests y las dificultades funcionales en su vida habitual.
        ·         Un buen número de indicadores cuantitativos en las pruebas psicométricas.

Siendo más concretos, existen instrumentos de entrevista y/o pruebas neuropsicológicas que con la adecuada interpretación facilitan establecer conclusiones acerca de la posibilidad o no de estar ante una simulación. Sirva de ejemplo la entrevista autobiográfica para detectar simulación que se presenta en la siguiente tabla y que se aplica en dos consultas espaciadas:

TABLA. ÍTEMS DE LA ENTREVISTA AUTOBIOGRÁFICA PARA LA DETECCIÓN DE SIMULACIÓN.

Cuál es:

1.     Su nombre.
2.     Su edad.
3.     Su fecha de nacimiento.
4.     Su número de teléfono.
5.     Su dirección.
6.     Su número de la Seguridad Social.
7.     Nombre de pila de su madre.
8.     Apellido de su madre.
9.     Nombre de pila de su padre.
10. Nombre de hermanos y/o hermanas.

Qué comida tomó usted para:

11. Desayunar.
12. Cenar la noche anterior.

Cuál es el nombre del entrevistador (pregunta realizada en la fecha de la segunda entrevista):

13. Recuerdo libre.
14. Reconocimiento (entre cuatro posibles opciones si no fue capaz de recordarlo espontáneamente).


En esta entrevista los controles que no fingen responden correctamente a todos los ítems, a excepción de un 4 %, que no recuerda el número de la Seguridad Social. Los pacientes simuladores suelen fallar un rango de un 10 al 48 %  de las preguntas

Otras pruebas a administrar pueden ser las de memoria verbal (por ejemplo el TAVEC –Test de aprendizaje verbal España-Complutense-). Estas pruebas que permiten apreciar como un sujeto simulador logra recordar un número de palabras limitado, obtiene un índice de discriminabilidad muy bajo, un bajo número de aciertos en reconocimiento y pocas perseveraciones. Como aspecto interesante puede aparecer la curva de aprendizaje, que se mostraría bastante plana y evidenciaría características como lograr prácticamente el mismo número de aciertos en una lista de interferencia que en el último ensayo de una lista que ha sido repetida en cinco ocasiones, lo que contribuiría a avalar la idea de intento de engaño.

Con todo, hoy por hoy es relativamente factible mostrar cualitativa y cuantitativamente que una persona intenta simular problemas en funciones intelectuales superiores mediante pruebas neuropsicológicas. 

Link a artículo para ampliar información (dándose de alta)

miércoles, 19 de abril de 2017

Experiencias alumnos CEDE que han conseguido plaza Convocatoria 2016.Carolina Valcárcel Díaz


CAROLINA VALCARCEL DIAZ: LOS EXPEDIENTES BAJITOS TAMBIÉN PODEMOS!
Puesto nº 91. Convocatoria 2016. 
Expediente: 1,63

Aciertos: 198, Fallos: 26, Sin contestar: 1

Mi experiencia PIR empieza en 2013. Desde los últimos años de la carrera tenía muy claro que quería ser psicóloga clínica, quería ser PIR aunque no supiese bien como era la vía para acceder a ello. Acabo la carrera en 2012 pero las circunstancias de la vida y una operación me impiden empezar a estudiar el PIR ese año, aun así me presento en febrero de 2013 como toma de contacto, para ver el examen y lógicamente no opto a plaza, quedo alrededor del 1100 pero me sirvió para enfrentarme a la situación. 

En marzo de ese año me apunto al curso de Marzo de Cede, empiezo muy motivada, y a medida que pasan los meses me doy aun mas cuenta que quiero ser Pir y que cueste lo que cueste lo seré. Ese año tuve la suerte de conocer en la biblioteca a más gente que estaba metida en el Pir desde hace años, y que al final lo acabó consiguiendo, fueron un apoyo muy grande, en lo personal y también para orientarme cuando mas perdida estaba entre tantos apuntes y manuales...ese año ya tuve que trabajar esporádicamente y aunque en general lo lleve bien, llegue a enero excesivamente agotada. 

Mi primer año estudiando y mi puesto es 181, fue duro, había depositado todas mis ganas y esfuerzo pero no me desanime...quedar en un puesto así me hizo sentir que el siguiente año sería mío (algo lejos de la realidad).

Ese año empiezo a distancia y sigo alternando con trabajos esporádicos y hago el intensivo de diciembre, no es que estuviera segura que ese año lo sacaría pero puedo decir que en parte si lo creía. Mis simulacros eran buenos, estaba motivada, echaba horas y horas de estudio, descansé un poco mas, llegue al examen bien y de hecho salí contenta, mucho. Número de puesto ese año: 136. El hecho de que ese año bajase la dificultad del examen, hizo que no nos beneficiase a muchos y en especial a los que teníamos un expediente bajito. 

Mi tercer año lo empecé regular, aun no había superado lo de la convocatoria anterior, sentía mucha indefensión, y me castigue mucho por el expediente pero acabo levantándome y volviendo a por ello, vuelvo a distancia con Cede y hago el curso intensivo de enero. Diría que este año fue el mas duro a nivel personal, anímico y de motivación, aun así al salir del examen salí contenta...pero se repetía la misma historia del año anterior, examen con puntuaciones apelotonadas y que para nada favorece a los expedientes bajitos. Num de puesto: 134. Otro duelo duro, 3 años presentándome y 3 años a las puertas, es la primera vez que me planteo si seguir o no en este camino, si realmente yo valgo para esto. 

Empiezo a trabajar de lunes a viernes por las mañanas y en abril decido que sigo luchando por mi sueño y lo compagino estudiando por las tardes, me apunto al presencial de sábados en cede. Sin duda y paradójicamente es el año que a nivel de motivación y tranquilidad he vivido mejor, el hecho de trabajar me hizo abrir el temario cuando llegaba con mas ganas, trabajar en otras cosas, que no desvalorizo para nada, también me hizo darme cuenta de lo que quería, de cual era mi vocación y estaba dispuesta a lograrlo. Llegue al examen tranquila, pensando en disfrutar del examen, en plasmar lo que sabia. Me encuentro un examen bastante complicado, salgo triste, como casi ningún año y...es el año que lo consigo!!!ya esta, se acabó, soy PIR, por fin...

He de decir que mi historia no es lo común, mala suerte hay que tener para quedar año tras año en puestos así y que cueste tanto el pequeño salto que lleva a la gloria. Estudiar es fundamental, la suerte también, pero yo destacaría que también es muy importante tener claro cuanto quieres esto, yo siempre tuve claro el objetivo a pesar de los tropiezos, y al final la perseverancia y constancia han hecho que llegue al éxito. 

En cuanto a temario, en mi caso no he cambiado de academia, me he mantenido con Cede porque me gusta su método, sus esquemas y sobre todo sus clases. Los últimos meses de preparación (diciembre y enero) eran los mas duros y los intensivos me ayudaron muchísimo, a centrarme en lo importante, a no perderme de nuevo entre manual y manual y sobre todo a salir de la biblioteca y estudiar de una forma diferente.

Por muchos tropiezos nunca deje de sentir la ilusión por conseguirlo, por ser psicóloga clínica y es lo que creo que de una forma u otra es el mayor motor para llegar a conseguir la ansiada plaza. Los expedientes bajitos también podemos! 

martes, 18 de abril de 2017

Algo ilusionante

Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe


Hacerse ilusiones, afanarse en una empresa, confiar en nosotros mismos o anhelar algo; expresiones que impulsan hacia lo que deseamos por el interés que nos genera y por su carencia en nuestras vidas. Cuando algo supone una ilusión no queremos que nada ni nadie interfiera en ello. Lo imaginado y soñado puede convertirse en realidad haciéndonos esperar su logro aunque quizá su plausibilidad sea difusa. Las ilusiones nos llevan a los ideales, si bien el ideal quizá se convierta  en algo esclavizador que nos haga perder la perspectiva y aleje de nuestra verdadera esperanza aquello cuyo logro supone un acicate vital. Y es que aplicable a casi todo en la vida, cuanta perversión hay en aquel ideal que pretende eliminar o sustituir otros ideales.

Difícil no pensar que cuando algo te ilusiona no exista una inyección anímica que derive en un sentimiento de alegría bien aderezado de entusiasmo que impulse hacia el logro, convirtiéndonos en un metal atraído inevitablemente por un ilusorio imán. Tirando de pragmatismo, creo que obcecarnos en algo etéreo nos aleja de lo tangible y puede mantenernos en una lucha constante innecesaria por nuestro desgaste. Esto no quita que dirijamos nuestros actos hacia aquello que nos importa, analizando convenientemente su  alcance y trazando un camino que, aunque no exento de esfuerzo, permita la consecución del ideal. En cualquier caso, no pretendiendo infundir pesimismo, aquella ilusión no lograda suele ser un camino hacia la realidad.

Pero cuál es el secreto para que la ilusión no equivalga a una quimera y lo aparentemente utópico deje de ser un espejismo incorporándose a nuestros logros. Cómo conseguir que la entelequia sea mesurable y no se esfume como la huella de un sueño. Me surge recomendar el valor de la perseverancia sin caer en eso de que lo nuestro es la mejor elección o que lo que decidimos está justificado, sobreestimando lo bueno y minimizando lo oscuro. Alejemos pues de nosotros la ilusión de superioridad y la ilusión introspectiva; que un sano sesgo optimista nos ayude a continuar sin más pausa que una reflexiva visión de las amenazas para así orientar nuestras elecciones y facilitar los logros.

Hablaba Kant de la ilusión trascendental aludiendo a la búsqueda de la verdadera esencia de las cosas, algo que consideraba  imposible pero que modularé aludiendo a que, siempre con la sempiterna inteligencia práctica, podemos lograr casi cualquier fin; y aunque quizá esté henchido en soberbia, exceptuando cuestiones que se alejan de lo concreto, me gustaría pensar que casi todo es posible y por tanto alcanzable. Freud señalaba en El Porvenir de una Ilusión que en la ilusión hay una creencia en cuya motivación prima sobre todo el cumplimiento del deseo y que, a la larga, nada puede oponerse a la razón y a la experiencia, lo que profundiza aún más en las recomendaciones previas de ajustar nuestras actitudes y comportamientos hacia lo deseado con un inteligente pragmatismo.

Los pasos son aparentemente sencillos si se siguen con convicción. Visualiza tu anhelo, diseña tu trayectoria, ármate interna (actitudinalmente) y externamente (perseverando)  en la consecución de tu ilusión. Sólo así no despertarás de tu sueño haciendo que la desesperanza sea algo irrisorio, fantasmagórico e incluso propio de un prestidigitador. Sus verdugos serán el ánimo y la fe promovidas por su archienemiga, la ilusión. Y si de ilusión también se vive, como no querer vivir motivados por la ilusión. Lo ilusionante nos aleja del hastío, infunde esperanza, otorga seguridad y aporta energía al deseo. Pienso que sólo ilusiona lo que se anhela y sólo se anhela lo que verdaderamente queremos, así que no hay nada más recomendable que perseguir algo ilusionante.

Lectura recomendada
Freud, S. (1927, ed. 2012). El Porvenir de una Ilusión.  Madrid: Taurus

domingo, 16 de abril de 2017

DEBATE SOBRE EL ITINERARIO FORMATIVO DE LA PSICOLOGÍA CLÍNICA



           Uno de los objetivos de CeDe es el de mantener informados a todos los alumnos de todo lo que rodea a la Psicología Clínica y especialmente  todo lo relacionado con el PIR. 

Pues bien ,se lleva hablando de este tema un tiempo - por ahora deciros que no hay nada ni oficial ni definitivo- pero si creemos interesante daros a conocer como esta el debate.

La polémica que hay sobre el itinerario está adquiriendo cierta resonancia en las redes sociales y medios colegiales. En estos meses, todas las Facultades de Psicología están tomando posición en contra o a favor del itinerario porque así se lo ha pedido la Conferencia de Decanos de Psicología de las Universidades Españolas. En Mayo, dicha Conferencia que reúne a los Decanos de todas las Facultades decidirá su opinión sobre la conveniencia o no del llamado itinerario Grado + Máster + PIR. 

El 11 de noviembre de 2016, del “Seminario Interuniversitario para el Progreso de la Psicología y la Calidad de la Atención Psicológica”, un seminario amparado por la Universidad Autónoma de Madrid (UAM), salió el siguiente documento (Almendros et al., 2017):

CONSIDERACIONES SOBRE LA PROPUESTA DE ITINERARIO SECUENCIADO GRADO EN PSICOLOGÍA + MASTER PGS + PIR Infocop | 06/03/2017 


Réplica al documento  que reflexiona sobre la propuesta de Itinerario Secuenciado Infocop  15/03/2017

En respuesta a este artículo, más de 200 psicólogos han elaborado y suscrito un documento con el propósito de ofrecer una réplica al mismo, analizando su argumentario e incorporando una serie de consideraciones al respecto.

 Contrarréplica sobre el itinerario Grado-Máster-PIR  Infocop  11/04/2017 

Los psicólogos Carmen Almendros (M-24788); José Antonio Carrobles (M-898); Miguel Costa (M-204); Juan F. Godoy (GR-212); Ernesto López (M-00734); José Olivares (CV-02727); Carmina Saldaña (C-973) y Miguel Ángel Vallejo (M-03668), miembros del Seminario Interuniversitario para el Progreso de la Psicología y la Calidad de la Atención Psicológica, han elaborado un documento, en respuesta a otras publicaciones anteriores referidas al itinerario formativo de los psicólogos: Consideradas Consideraciones sobre Considerando las desconsideradas Consideraciones.



martes, 4 de abril de 2017

Cuando la Mente Sufre: Viviendo la Esquizofrenia (parte IIb)

Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe





A partir de estos hechos, volvió al domicilio de sus padres quienes no acabaron de entender lo que había sucedido. De repente, les habían transmitido que su hijo tenía una enfermedad llamada esquizofrenia paranoide y que, con mucha probabilidad, seguiría un proceso crónico. En la mente de Luis daba vueltas la idea de si su hijo era normal y quería pensar en la posibilidad de que sólo se comportase así por librarse de realizar el Servicio Militar. Lucía, por su parte, se volcó en una aparente protección de su hijo, que derivó en que volviera a tratarle como un niño en el sentido de no dejarle realizar ninguna tarea del hogar e impedir que nada ni nadie pudiese perturbar una calma que ya nunca estaría presente en la mente de Pedro. Añadido a esto, sus hermanas, que ya estaban fuera del hogar de los padres, se alejaron aún más de ese hermano que, a sus ojos, siempre había sido problemático. A partir de ahí, comenzó una espiral de dificultades en el hogar, de recaídas en el consumo, en la propia esquizofrenia y de, en definitiva, aumento de los problemas en todos los niveles de la vida de Pedro quien, progresivamente, y a lo largo de los años, fue tomando contacto con diversos dispositivos socio-sanitarios y, aunque no consciente del todo, adentrándose en una vorágine de acontecimientos que le llevarían a cotas insospechadas de malestar.

Pensar en personas con historias equiparables a esta ficción sobre Pedro y adentrarse en estas historias de vida supone un antes y un después en la vida de cualquier profesional dedicado a la salud mental. Siguiendo con el relato, el análisis de su historial psiquiátrico revelaba la existencia de un trastorno esquizofrénico paranoide crónico que fue menoscabando sus facultades desde principios de la juventud y por el que precisó reiteradas hospitalizaciones, tratamiento psiquiátrico ambulatorio mantenido y rehabilitación psicosocial en varios dispositivos. En algunos informes previos se adoptaba el término genérico de psicosis, mientras que otros eran más precisos y repetían constantemente los términos esquizofrenia paranoide crónica.

Pedro ingresaba continuamente en instituciones psiquiátricas debido a que mostraba muchos problemas de conducta en el hogar (fundamentalmente agresividad verbal). A esto se añadían otros síntomas de la esquizofrenia como las alucinaciones auditivas, consistentes en insultos hacia su persona, que le ponían muy nervioso amén de alterar su relación con los demás. Los ingresos hospitalarios se fueron sucediendo en el tiempo y todo acabó derivando en su incapacitación civil y laboral. Cuando ingresaba en un hospital, Pedro manifestaba que sentía “voces insultantes que me preocupan y me hacen pensar que provienen de familiares, vecinos, etc.”, “pinchazos en el pene…” y que le “hartaban y por eso empezaba a romper cosas en casa…”. Todo esto le iba mermando anímicamente y adentrando en una atmósfera delirante de la que cada vez era más difícil escapar. Progresivamente se fueron incorporando fenómenos como sentir que sus acciones eran controladas, actividad obsesivo-compulsiva y cambios bruscos del humor. Las diferentes medidas terapéuticas implementadas en el caso de Pedro no producían los efectos deseados. Ni los fármacos lograban mitigar su sufrimiento ni las diferentes terapias o ingresos en dispositivos eran capaces de reorientar el curso de los acontecimientos.

Su proceso de enfermar fue como el de tantos otros en esta patología tan grave. Se inició en la juventud y ha sido persistente, con brotes paranoides (delirios y alucinaciones) y progresivo deterioro conductual, todo ello en el contexto de un ambiente de sobreprotección familiar. Las dificultades de contención de los problemas de Pedro en el medio familiar motivaron reiterados ingresos psiquiátricos que, toda vez fueron tornándose como inefectivos, supusieron que ingresase en un dispositivo dedicado a la atención a largo plazo de esta patología y orientado a los casos con peor pronóstico, lo que supone un intento más de abordar la enfermedad una vez agotados los recursos ambulatorios de tipo más comunitario.

En el momento de su evaluación de ingreso en este dispositivo se mostró calmado, abordable y colaborador. Aparentaba su edad, venía bien aseado y vestido variando adecuadamente su ropa. Su aspecto siempre era impecable. Presentaba una conciencia de enfermedad de carácter oscilante, en el sentido de que a veces parecía comprender que lo que le pasaba era fruto de su mente pero, posteriormente, terminaba señalando que eran otros los culpables de que tuviese esas sensaciones extrañas. Pero lo que más llamaba la atención de su rostro eran las arrugas faciales  que convertían su frente en algo que atraía las miradas de quien hablaba con él. 

Pedro no mostraba alteraciones motoras evidentes, aunque andaba enlentecido, lo que llamamos hipocinesia. Presentaba también alteraciones de la conducta intencional en forma de comportamientos compulsivos de llamadas a líneas eróticas que eran vividos con intensa culpa y reforzaban pensamientos obsesivos en torno al sexo. También presentaba intrusiones obsesivas relacionadas con una banda terrorista, que se manifestaban como pensamientos simples de alabanza a la misma que el paciente intentaba atenuar y calificaba como autogenerados.

Referente a sus sistema perceptivo e imaginación, Pedro no relataba la existencia de ninguna sintomatología nítida alucinatoria, si bien se había constatado que experimentó alucinaciones visuales (p. e.: ver a Dios), auditivas (p. e.: básicamente voces que le insultan) y táctiles (pinchazos en su cuerpo).

Su lenguaje era óptimo, utilizando correctamente las reglas gramaticales básicas. No había afectación en la comprensión y presentaba una buena cualidad del habla con pequeña afectación de la prosodia. Mostraba trastornos formales del pensamiento que aumentan su intensidad cuando experimentaba ansiedad. Así, no era raro que en su discurso apareciese una pérdida de asociaciones, pobreza del contenido del habla, habla distraída y circunstancialidad ocasional. Eran evidentes las ideas delirantes en el pasado de carácter básicamente referencial (p. e.: consideración de que la conducta de los otros –gente que asocia a políticas de izquierdas o contra la derecha- iba dirigida hacia su persona), extraño (p. e.: inserción de chips en su cuerpo o posibles envenenamientos por parte de sus tíos) y, en mayor medida, de persecución (p. e.: referencias a “ataques” de los vecinos hacia él realizando ruidos voluntariamente).  En el momento en que se evaluó a Pedro había percepciones delirantes (p. e.: ver a gente leyendo un periódico de izquierdas en el tren era interpretado como la posibilidad de estar siendo perseguido u observado o; movimientos de muebles casuales de los vecinos eran interpretados como intentos de molestar y fastidiar su descanso); así como recuerdos delirantes (p. e.: reconstruía delirantemente recuerdos reales como, por ejemplo, buscar explicaciones irracionales a hechos reales que le sucedían).

Pese a todo, Pedro no se caracterizaba por manifestar ideación violenta hacia sí mismo aunque sí hacia los demás, evidenciando agresividad de carácter verbal y, presumiblemente, sin aparente intención de realizar una agresión física. Su estado de ánimo era tendente a la depresión, aunque no de forma intensa y sí era clara la alexitimia. No presentaba problemas relacionados con el sueño con la única salvedad de tendencia a la hipersomnolencia. Pedro se había descuidado respecto a sus hábitos alimenticios y era clara cierta hiperfagia que había determinado mayor control y/o supervisión en las comidas por su sobrepeso. Añadir la valoración negativa que realizaba de su vida sexual y que, entre otras cosas, era parte de alguna de las tramas delirantes que provocaban malestar en su mente.

Las relaciones sociales que contaba estaban disminuidas en su cantidad y calidad, tendiendo a una evitación social activa y/o a la soledad. Con sus padres había una intensa ambivalencia, apareciendo intensos sentimientos positivos (proteccionistas) hacia el padre quien, paradójicamente, solía ser el blanco de la mayor parte de las agresiones verbales.


Continuará…