miércoles, 15 de febrero de 2017

Resurgir de las cenizas




Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe

Nada que perder es un lema interiorizado desde la más tierna infancia y engalanado por la fuerza e intensidad de la perseverancia. Ante las dificultades podemos quedarnos quietos o echar a correr, si bien caben numerosas situaciones intermedias que suponen formas de vencer el infortunio. Pero muchas veces, en lugar de progresar nos quedamos en la pérdida, en lo estático, en aquello que produce un inmovilismo deprimente que nos ahoga e impide evolucionar. Me sale deciros ¡corred hacia delante sin mirar atrás!  y resistid los avatares y envites funestos sin titubeos, eliminando cualquier ápice de vacilación y expresando una gran determinación.

En Las Aventuras de Alicia en el País de las Maravillas, se postulaba la necesidad de correr sin parar para seguir en el mismo sitio y, al hilo de esto, la perseverancia es una característica imprescindible para nuestro progreso. No haría falta el consejo de la Oruga Azul para saber que quienes perseveran son los que superan la cuesta arriba y la convierten en una suave pendiente en la que disfrutar del paisaje circundante. Desde que Alicia baja por la madriguera del Conejo Blanco hasta que despierta de su sueño con la caricia de unas hojas, no ceja en su empeño de progresar por un mundo fantástico que no deja de ser la metáfora del contexto vital de Lewis Carroll y, por qué no, echando algo de imaginación, supone una analogía con posibles pasajes de la vida de cualquier ser humano; donde conocemos personajes afables (ese Sombrerero Loco), intrigantes (el Gato de Cheshire), dañinos (¡vaya con la Reina de Corazones!), caritativos (el Conejo Blanco) y un largo etcétera más. Pero, pese a las dificultades, si somos perseverantes y/o persistentes conseguiremos lo que nos propongamos aunque, eso sí, no obviando nunca la inteligencia práctica. Tras su amplia sonrisa el Gato de Cheshire aconsejaba sabiamente que siempre llegarás a alguna parte si caminas lo bastante.

Me surge la pregunta de cómo podemos alcanzar el éxito y, aunque parezca una tautología, sólo se me ocurre la recomendación de dar la vuelta al fracaso, convertir lo lejano en cercano y no claudicar aunque el camino sea arduo y tortuoso. Siempre que exista una dificultad hay una oportunidad que está para quien la quiera y pueda encontrar, siendo la perseverancia una de nuestras bazas. Insisto en la inteligencia práctica, no vayamos a hacer como el bueno de Don Rodrigo de Quesada (Paco Martínez Soria) en Don Erre que Erre y terminemos por denunciar al Banco Universal por la sustracción de 257 pesetas. Quien persevera se aplica, empeña, insiste, lucha, persiste y muestra ahínco alejando la testarudez inoperante y carente de receptividad ante las circunstancias cambiantes que nieguen la posibilidad de alcanzar nuestra intelectual elección pese al esforzado empeño.


Si la perseverancia todo lo alcanza, sólo me cabe insistir en obrar perseverando, manteniéndonos constantes en la consecución de lo iniciado. La perseverancia se enraíza con nuestros propósitos dirigiéndonos a un horizonte alimentado por esa energía que supera las frustraciones, desalientos y obstáculos de la vida. Decía Napoleón Bonaparte que la victoria pertenece al más perseverante y nuestro refranero que no hay peor lucha que la que no se hace. Por ello, como negarnos a resurgir de las cenizas, cual ave Fénix que, en la tradición cristiana, muere quemada en su nido de rosas por una chispa surgida de la espada del ángel ejecutor del destierro de Adán y Eva. Sin embargo, el Fénix mitológico no probó la fruta prohibida y se hizo merecedor de la inmortalidad en forma de poder renacer de sus cenizas. Qué bonita metáfora de la íntima relación entre el éxito y la lucha empleando buenas prácticas y/o respetando a los demás. Si Alicia despertó antes del corte de cabeza ordenado por la Reina de Corazones quizá es porque siempre creyó en sí misma y no obvió su empeño de evolucionar. Qué sabio es eso de caerse está permitido, levantarse es obligatorio (proverbio ruso). Sólo queda resurgir perseverando, cual Ave Fénix

Lectura recomendada
Carroll, L. (1865, ed. 2006). Las aventuras de Alicia en el País de las Maravillas.  Madrid: Alianza Editorial

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