miércoles, 11 de enero de 2017

Dime un color y te diré como eres





Por Dr. Juan Jesús Muñoz García, Profesor de Psicología Clínica de CeDe

Y colorín colorado este cuento aún no se ha acabado
Admitiendo que tras tamaño titular se adquiere el compromiso de no defraudar a quien lea estas líneas, lo primero que rezuma mi mente es evocar mi color preferido, y no es otro que el azul. Pero hay muchos azules y por mucho que Isaac Newton (henchido en lo supersticioso) insistiera en que el arcoíris tiene siete colores (de los que dos equivaldrían a tonos azules), lo cierto es que hay infinidad de matices y/o variantes para lo que percibimos como un color. Rojo, naranja, amarillo verde, añil, azul y violeta; musicalmente hablando el do, re, mi, fa, sol, la si; tirando de alquimia, el oro, plata, cobre, mercurio, plomo, estaño y hierro; y orientándonos a la psicología de la personalidad y, ahora sí, por orden, con vinculación cromática y dejándome llevar por mi parte emocional más positiva, pienso en el amor/pasión (rojo), orgullo (naranja), alegría (amarillo), confianza (verde), paz (añil), admiración (azul) o sorpresa (morado). En un polo opuesto podrían situarse la ira, vergüenza, tristeza, miedo, hostilidad, repugnancia y aburrimiento. Muy posiblemente nuestras preferencias en colores revelen nuestros estados emocionales e incluso orienten hacia nuestras actitudes y/o predisposiciones. Elongando esta afirmación, nuestras preferencias cromáticas podrían orientar hacia nuestros rasgos de la personalidad aunque, para que nadie se escandalice, sea más correcto señalar que los colores pueden inducir ciertos estados y, por tanto, nuestros estados pueden determinar la elección de ciertos colores.

Volviendo a mi preferencia por el azul, es un color que transmite equilibrio y paz. El planteamiento es que alguien que prefiere esta tonalidad busca la tranquilidad y, en cierto modo, no toma en consideración lo que los demás piensan u opinan de ellos. Son personas a las que les cuestan los cambios, íntegros y, en cierto modo, obstinados. No obstante, hay 111 tonos de azul y, además, los estudios dicen que es el color más comúnmente seleccionado como preferido, por lo que tampoco hay que ser muy rígidos. Admito mi preferencia por el azul eléctrico lo que seguro da una mayor especificidad a la hora de describir los rasgos de personalidad mencionados en comparación con otras tonalidades como el azul acero, azul montaña, azul xenón, índigo, turquesa o el azul nomeolvides. Y es que creo imposible equiparar lo eléctrico con el azul turquesa…

Psicología de los colores
E. Heller es una psicóloga y socióloga que ha investigado acerca de las asociaciones y/o vinculaciones que establecemos para los colores. Relativo a la personalidad, la preferencia por el rojo caracteriza a aquellas personas que son optimistas, competitivas aunque, eso sí, con cierta impulsividad. Presumiblemente predominará la extraversión pero su carácter aperturista hacia los demás estará mediatizado por su escasa reflexividad. El gris orienta hacia el equilibrio, tranquilidad, conservadurismo, frialdad y, por qué no decirlo, escasa apertura a la experiencia. Cómo no hablar del verde, color de la esperanza pero, sobre todo color que orienta hacia personas calmadas, cercanas y en las que puede haber cierta dependencia y/o necesidad de sentirse queridas y seguras junto a alguien. Consideran necesario un reconocimiento de sus esfuerzos y acciones. El amarillo expresa creatividad, es decir, mucha capacidad de imaginación pero no exenta de un pragmatismo que, análogamente, indica buen autocontrol emocional. El naranja nos lleva al dinamismo, interés por los deportes y, en general, los retos diarios; con interés por la gente y con predominio de la reflexividad. El morado define la espiritualidad acompañada de reflexividad, altruismo, caridad y una altísima sensibilidad. Antagónicamente el marrón define a personas sobrias y muy pendientes de lo tangible o mesurable (lo físico); no quieren grandes aventuras en su vida y prefieren la comodidad del día a día con sus personas queridas. Por último, el blanco implica unidad y lo absoluto por lo que puede haber cierto extremismo, aunque también orienta hacia rendición y esa tendencia a la dicotomía (por lo absoluto) puede ser mediatizada por  cierta sumisión y dependencia. Probablemente son personas que rehúyen el conflicto pudiendo ceder en sus pretensiones.

Lo cierto es que a todos nos gustan varios colores y son los estados los que nos hacen oscilar de unos a otros, aunque nuestra preferencia (rasgo) siempre estará. A modo de reflexión final, decía Paulo Coelho que “no todo en la vida es de un color u otro. Miren sino el arcoíris” y lo cierto es que encasillarnos por una preferencia cromática modulable por nuestros estados emocionales simplifica en exceso la realidad. Quedémonos con la sabiduría popular y es que en materia de color, el que a cada uno le gusta es el mejor.


¿Qué piensas del estudio del color en el ámbito de la psicología de la personalidad?
¿Qué aspectos te atraen más del campo de la personalidad?

Bibliografía
Heller, E. (2016). Psicología del color. Gustavo Gili: Barcelona

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