martes, 26 de noviembre de 2013

¿Por qué algunos son zurdos? Causas, ventajas y desventajas

Ser diestro o zurdo es el resultado de la manera como el cerebro organiza y distribuye sus cargas de trabajo.
En el marco del Día de los Zurdos, que se celebra cada 13 de agosto, desde 1922, la Universidad de Texas en Dallas publicó un extracto de los hallazgos médicos y psicológicos recientes sobre la vida de las personas zurdas.
El conjunto de estudios incluye hallazgos de la Universidad de Durham, Inglaterra, así como del Imperial College de Londres y las universidades de Minessota y Texas, en Estados Unidos.
Ser zurdo es una característica que tiene que ver con un atributo humano llamado lateralidad, el cual consiste en la distribución desigual de habilidades motoras finas entre las manos izquierda y derecha. La Asociación Americana de Psicología reconoce cuatro tipos de lateralidad: 

  • Diestros o personas que tienen más habilidad con la mano derecha
  • Zurdos o personas que tienen más habilidad con la mano izquierda
  • Ambidiestros o personas que tienen exactamente la misma habilidad para realizar tareas con ambas manos
  • Lateralidad cruzada o mezclada, que son personas que pueden realizar diferentes tareas con diferentes manos, pero sin que exista simetría entre las dos.
La misma Asociación Americana de Psicología calcula que entre 10% y 15% de todas las personas son zurdas. Esta característica es mucho más común entre hombres que entre mujeres. En Inglaterra se ha contabilizado que hasta 13% de los niños varones en escuelas son zurdos, mientras que sólo 9% de las niñas tienen esta característica de lateralidad.
Un dato reciente, publicado en 2011, indica que en Chimpancés también existe un porcentaje cercano a 10% de individuos zurdos.
¿Diestro o zurdo?
Ser diestro o zurdo es el resultado de la manera como el cerebro organiza y distribuye sus cargas de trabajo. La explicación más reciente sobre por qué existe un cerebro zurdo fue elaborada por tres expertos en biología evolutiva de la Universidad de Durham, Inglaterra (Diana Widermann, Robert A. Barton y Russel A. Hill).
Ellos dicen que normalmente el hemisferio izquierdo del cerebro adopta dos funciones diferentes que requieren mucho gasto de energía: el movimiento fino de las manos y el movimiento fino que se requiere en garganta, lengua y boca para articular el lenguaje. En la mayoría de los casos el cerebro decide unir las dos funciones en el hemisferio izquierdo porque así hace un gasto más eficiente de energía y por eso hay más personas que son diestras.
Sin embargo, existen casos en los que el cerebro instala primero las funciones relacionadas con los movimientos finos de las manos en el hemisferio derecho del cerebro, en una etapa anterior a la aparición del lenguaje, de modo que cuando surge la necesidad de hablar y hacer los movimientos finos que se necesitan para pronunciar palabras, el hemisferio izquierdo crea circuitos y procesos sólo especializados en el lenguaje, mientras que el derecho conserva los circuitos y procesos que había tejido previamente para el movimiento de manos, dedos y pies.
La construcción de los circuitos del movimiento en manos y dedos, dicen los biólogos evolutivos, comienza desde el primer intento del niño de arrojar objetos.
Estudios realizados en 2010 por el Imperial College de Londres, identificaron que la falta de una división clara del trabajo entre los hemisferios del cerebro provoca que los niños que son ambidiestros y los que tienen lateralidad cruzada tengan más problemas de aprendizaje y de desarrollo del lenguaje que aquellos que sólo son diestros o sólo son zurdos.
Aparentes ventajas de ser zurdo
Estudios realizados por John W. Santrock, especialista en psicología de la educación, egresado de la Universidad de Minessota e investigador de la Universidad de Texas han medido que los zurdos tienden a tener sobresaliente capacidad visual-espacial y la capacidad de imaginar diseños tridimensionales. El mismo estudio encontró que en cuatro profesiones (matemáticos, músicos, arquitectos y artistas) es mucho mayor el porcentaje de zurdos que en otras profesiones.
Otro estudio realizado por la Universidad de Minessota encontró que en una población de 100 mil estudiantes a los que se aplicó el Examen de Aptitudes Escolares de Estados Unidos (SAT por sus siglas en inglés), 20 % de los estudiantes con calificaciones más altas eran zurdos, lo cual duplicaba el porcentaje total de zurdos que aplicaron el examen y que fue de 10%.
Algunos otros estudios médicos sobre diferencias fisiológicas de los zurdos han sido publicados por la revista médica británica The Lancet, en los que se señala que los zurdos tienen menos propensión a desarrollar artritis y que tienen cuerpo calloso de mayor tamaño, lo cual se suma a que algunas regiones de su hemisferio derecho son más grandes y que el tiempo de transmisión de señales entre hemisferios es más rápido.
Aparentes desventajas de ser zurdo
Entre los posibles problemas o desventajas de los niños zurdos se encuentran varios problemas, documentados por la Universidad de Minessota en pequeños grupos, en temas de aprendizaje de fonología y lectura.
En grupos de niños que están aprendiendo a leer se identificó una velocidad de lectura menor y más problemas con la identificación rápida de palabras entre zurdos. También se vio que mucho de ellos pueden leer a buena velocidad y con buena comprensión en silencio, pero que esta velocidad se pierde cuando tienen que leer en voz alta.
Uno de los problemas que también midió la Universidad de Minessota fue que los niños zurdos son más lentos en el aprendizaje de la escritura, aparentemente porque su mano izquierda cubre el texto que ya han escrito, a diferencia de los diestros, que siempre pueden observar las letras ya escritas. Esta posible explicación sobre la lentitud en el aprendizaje de la escritura se planteó porque se vio que el problema no se presenta al escribir en hebreo o arábigo, donde se empieza de derecha a izquierda.
Referencias culturales
Mientras en las culturas europeas se consideraba ser zurdo como un atributo negativo e incluso se usaba la palabra siniestro para referirse de la misma manera a un zurdo que a alguien peligroso, en tres culturas no europeas el ser zurdo era una distinción y un honor. Entre los Incas se consideraba a los zurdos como dueños de poderes místicos, entre los budistas tántricos de la india y los chinos se consideraba a ser zurdo como ser sabio.
Retos sociales
Uno de los retos más grandes que enfrentan los zurdos y que se ha tratado de modificar en los últimos años es la carencia de herramientas adecuadas para su singular forma de lateralidad.
En los últimos 40 años se han diseñado pupitres o mesas escolares especiales para zurdos, pero también se han diseñado y comercializado tijeras y cuchillos de cocina para zurdos, guitarras para zurdos y, en el caso del Ejército de Estados Unidos, también se han diseñado y fabricado fusiles de asalto especiales para zurdos.
La visibilidad de los zurdos y la defensa de sus derechos y equidad en su trato laboral se ha incrementado desde el arribo a la presidencia de Estados Unidos de diferentes políticos zurdos, como los ex presidentes Ronald Reagan, George Bush (padre), Bill Clinton y el actual presidente Barack Obama.

miércoles, 13 de noviembre de 2013

Los bipolares de mentira que nos enseñan las series de televisión




Al igual que ha ocurrido en el pasado con la anorexia o la hiperactividad, el trastorno bipolar ha saltado a los medios y, como ocurrió con los otros trastornos, lejos de que su divulgación ayude al paciente a buscar una solución terapéutica, se crea un alarmismo innecesario y confunde la identificación de sus síntomas hasta el punto que muchas personas creen que lo padecen.

Programas del corazón, test en revistas, prensa poco informada, televisión y cine… todos se hacen eco de esta "moda" de la bipolaridad: el tener cambios de humor pronunciados y fuera de nuestro control con una fase maniaca o eufórica y una fase depresiva.

La serie Homeland ha sido un gran catalizador de esta difusión: su protagonista, Carrie Mathison, lo padece. Adoptando un tono imprudentemente realista, nos explican en cada capítulo su proceso, sus síntomas y hasta la medicación que toma. Y la gente acaba olvidando que estamos viendo una ficción. En realidad, y analizando el problema desde una perspectiva clínica, Carrie no ha presentado un trastorno bipolar sino depresión, ansiedad, esquizofrenia, delirios… Cualquier cosa que justifique los disparatados giros del argumento. Pero, así como el espectador sabe distinguir cuándo la serie no es fiel a los conflictos internaciones, en materia de psicología está más perdido: no se identifica cuando la protagonista oye voces o se desmadra pero sí lo hace con el síntoma básico de un trastorno bipolar: los cambios de humor. ¿Por qué? Porque a todos nos ocurren

De ahí el peligro de etiquetar con términos psiquiátricos algo que todos manifestamos cada día. Acabamos pensando que somos bipolares, que existe un desequilibrio electroquímico en nuestros neurotransmisores cerebrales que alterarán sin que podamos remediarlo nuestros sentimientos.

El tener cambios de humor no indica necesariamente que uno padezca un trastorno bipolar.

Ni cuando son a diario…

Si llevamos un registro de la cantidad de eventos que nos ocurren a lo largo de una semana, desde los más importantes, a los más triviales, y los dividimos subjetivamente en "positivos" o "negativos, podemos comprobar que los dos tipos se alternan incluso en una misma jornada. Nos levantamos con energía pero se nos quema el café y bajamos malhumorados a la cafetería donde, para colmo, se nos ha olvidado el monedero. Pero el señor del bar nos invita al café y nos halaga, aunque eso hará que lleguemos tarde.

El tratar de ver una tendencia en las cosas que nos pasan de manera aleatoria, entra dentro de la charlatanería y la adivinación. El pensar, por tanto, que la consecuencia en nuestro estado de ánimo de esos eventos es un trastorno, es absurdo.

… ni cuando son cíclicos…

Todos podemos contar nuestra vida enumerando etapas buenas y malas. Y a veces ambas muy próximas en el tiempo. De hecho ese contraste las acentúa más. Recordamos las buenas como mejores y al revés. Estas etapas dependen a veces de sucesos aleatorios y otras son el producto de nuestras decisiones y de las de los que nos rodean. Pero existen factores que las desencadenan y las mantienen que nada tienen que ver con desequilibrios cerebrales. Nuestra alegría y nuestra tristeza puede ser explicada por elementos concretos si somos capaces de analizar nuestro pasado con rigor y con objetividad.

… ni cuando no existen factores externos que los expliquen… 

¿Pero qué ocurre si no existe un factor externo a nosotros que explique nuestro estado de ánimo, si la situación en la que nos encontramos es opuesta a la emoción que sentimos? ¿Significa entonces que somos bipolares? Nada de eso. De hecho nuestras emociones responden a nuestro entorno pero siempre mediando un importantísimo factor interno: nuestros pensamientos. Como hemos hablado en otras ocasiones, lo que pensamos determina cómo nos sentimos. Por eso si estoy tirado en la playa pero pensando en que mi mujer va a dejarme me sentiré angustiado pese a que la situación sea idílica. Y si cuando me echan del trabajo me siento animado puede ser porque esté generando pensamientos de superación e imaginando que en otro sitio me valorarán lo que me merezco. El identificar nuestros pensamientos y saber cómo modificarlos es clave para alterar el estado de ánimo sin necesidad de buscar explicaciones médicas.

… ni cuando son extremos.

Pensamos a toda velocidad y muchas veces de manera automatizada. Por eso nuestros sentimientos pueden oscilar enormemente. El control emocional es una habilidad que aprendemos y que puede entrenarse y el no tenerlo no significa que seamos bipolares.

Es importante aclarar que incluso ser diagnosticado con trastorno bipolar, no implica que exista un desorden en nuestro sistema que sólo pueda ser compensado con medicación

Los propios psiquiatras agrupan bajo la misma etiqueta muchos tipos de trastornos bipolares, algunos debidos a factores biológicos y la mayoría no. Muchas veces, el decirnos que estamos en una fase maniaca o depresiva es puramentedescriptivo. Es otra forma de resumir los altos y bajos que les estamos contando. Pero tendemos a pensar que si están etiquetándolo es que existe una causa interna en nuestro sistema, como puede ocurrir con la diabetes o con una lesión discal. Ese error nos lleva a no entender lo que nos pasa y a adoptar una actitud pasiva ante los problemas: "No puedo hacer nada salvo medicarme ya esto es algo interno y crónico en mi vida".

El último argumento con el que nos pueden alarmar erróneamente es con el del nivel de nuestros neurotransmisores. El que nuestra serotonina baje no significa que esa sea la causa de nuestra tristeza, sino su correlación fisiológica. Y esto poca gente lo tiene en cuenta: ver una película triste, pensar en una noticia mala o quedarme aburrido en casa un sábado por la noche, hará que mi serotonina baje. Depende de mis decisiones, no de un virus, lesión o déficit. Tener determinados niveles fisiológicos no nos obliga a tomar medicación que la compense necesariamente, puesto que el salir con amigos, o disfrutar de una serie, hará que suba de nuevo dicho neurotransmisor.

jueves, 7 de noviembre de 2013

El diccionario visual de nuestro cerebro

Una persona con capacidad de lectura normal puede captar una palabra increíblemente rápido, dentro de una fracción de segundo. Para lograrlo, el cerebro está dotado de un ‘diccionario visual’ que permite examinar las palabras de forma rápida y eficiente. Este mecanismo, puramente visual, ha sido descrito por un equipo de neurocientíficos del Centro Médico de la Universidad de Georgetown, EE UU.
El descubrimiento podría servir para resolver problemas cerebrales como la dislexia
"Ante una palabra nueva, nuestro cerebro primero utiliza la fonética de la palabra para codificarla y hace coincidir el sonido con la palabra escrita. Una vez la hemos aprendido y la tenemos como parte del ‘diccionario visual’, ya no necesitamos la fonética para identificarla, la información puramente visual es suficiente para hacerlo” explica Laurie Glezer, investigadora de la Universidad de Georgetown y autora principal del trabajo.
Este hallazgo, presentado en la reunión anual de la Society for Neuroscience 2011, podrá ayudar a desvelar qué mecanismos utiliza el cerebro cuando lee y, según los autores, podría servir para resolver problemas cerebrales relacionados con los trastornos de la lectura, como la dislexia.
Para llegar a estas conclusiones los autores realizaron una prueba de reconocimiento de palabras a 12 voluntarios sometidos a resonancia magnética funcional (fMRI por sus siglas en inglés). El experimento mostró que palabras homófonas activan neuronas diferentes, igual que lo hacen palabras que no suenan parecido. “Esto sugiere que lo que el cerebro usa constantemente es la información visual de una palabra y no los sonidos", afirma Glezer.
La líder de la investigación explica que "al igual que otros objetos que vemos, las palabras se pueden representar como algo completo. Esta representación visual permite el reconocimiento rápido y eficiente de palabras, habilidad característica en buenos lectores".

Glezer añade que “las personas que son lectores habituales han desarrollado una representación puramente ortográfica de las palabras tras muchos años de lectura”.
La autora del trabajo afirma que estos hallazgos podrían ayudar a explicar por qué las personas con dislexia leen más despacio y con más dificultad.
"Los disléxicos, debido a problemas de procesamiento fonético, no son siempre capaces de desarrollar una representación visual precisa de las palabras que se han visto antes", explica Glezer. "Para ellos, no supone una ventaja utilizar el ‘diccionario visual’ para procesar más rápido las palabras", aclara.
La experta también asegura que su estudio niega la teoría de algunos neurocientíficos basada en que “cuando leemos una palabra se activan tanto nuestra percepción visual como fonética y que el área o áreas del cerebro que controlan una de esas capacidades, controla también la otra”.
Referencia Bibliográfica
Laurie S. Glezer, Xiong Jiang, Maximilian Riesenhuber. Neuroscience 2011. DOI 10.1016/j.neuron.2009.03.017

lunes, 4 de noviembre de 2013

5 alimentos que nos levantan el animo














Cereales con leche


La vitamina B1 o tiamina, conocida como la vitamina del ánimo, está presente en los cereales integrales y los lácteos. Es necesaria para que el cerebro produzca un neurotransmisor cerebral llamado serotoina y relacionado con el estado de ánimo. De ahí que un tazón de leche con cereales y frutos secos nos ponga de muy buen humor.

Arándanos y salmón


Los arándanos, las fresas, el te, las nueces y el salmón ejercen un efecto positivo en nuestro estado de ánimo. ¿Pero qué tienen en común? Según ha demostrado recientemente Karina Martinez-Mayorga, investigadora de la Universidad Autónoma de México, todos contienen componentes del sabor estructuralmente muy similares al ácido valproico, un medicamento antiepiléptico que también se usa también para suavizar los cambios de humor de personas con trastornos maníaco depresivos y trastorno bipolar.

Helado de chocolate


Según un estudio del Centro Médico de la Universidad de Maryland, tanto el chocolate como los helados contienen triptófano, un aminoácido que nos calma y reduce la agresividad, aumentando la producción de serotonina, también conocida como la hormona del bienestar.



Frutas y verduras


Según un estudio dado a conocer en la revista Journal of Health Psychology, los días en que comemos más frutas y verduras nos sentimos más relajados, más felices y más energéticos que los días que ingerimos menos cantidades. El estudio indica que la gente joven necesita comer entre 7 y 8 servicios de estos alimentos al día -cada dosis sería media taza o el tamaño que cabe en la palma de tu mano". Boonie Ahite, coautora del trabajo, asegura que un modo sencillo de hacerlo es que la mitad de cada plato principal contenga verduras y que en las comidas de media mañana o media tarde tomemos una pieza de fruta entera, por ejemplo una manzana.


Ensalada de algas marinas


Las algas marinas son ricas en iodina, un nutriente esencial del organismo que se requiere para el funcionamiento del tiroides y cuyo déficit causa cansancio y depresión.